♈Capítulo 11♈

177 17 2
                                    

Pov Aries

El despertador instalado en la casa nos despierta a las 6.30 am y se escuchan varios quejidos.

Me mantengo con los ojos cerrados mientras mentalizo que debo pararme.

— Vamos Aries, las órdenes no se van a dar solas —expreso para mí misma para luego ponerme de pie e ir al baño.

Salgo lista y avanzo por los pasillos de las habitaciones y veo a Leo saliendo de su habitación.

— Tengo hambre —lloriquea el rubio bajando las escaleras.

— Otra vez no dormí mis 8 horas —escucho la voz de Virgo mientras esta sale de la habitación continua a la mía.

— Eso te pasa por ver tantos doramas —Me burlo.

— No me arrepiento de nada —aclara desapareciendo de mi vista.

Me detengo frente a una puerta y golpeo con fuerza.

— ¡Tauro! ¡De pie! —ordeno.

— ¡Media hora más de sueño! —pide.

— ¡No!, ¡levántate o quemaré tu puerta y de paso tu trasero!

— ¡¿Y mi teléfono?! —chilla Géminis y sale corriendo por los pasillos buscando su móvil.

Me acerco a la habitación de Libra, toco antes de abrir y dentro la veo con dos percheros, cada uno con una muda de ropa diferente.

— No tengo nada que ponerme —menciona con cara de horror.

— Pero si tienes tu armario lleno —Me quejo.

— ¡NO TENGO NADA QUE PONERME! —recalca y solo la dejo como caso imposible.

Vuelvo a la puerta de Tauro y golpeo más fuerte para luego escuchar un lloriqueo.

— No estoy bromeando —aclaro.

— ¡Ya voy!

Avanzo por el pasillo y la puerta de Acuario está abierta donde veo al peliazul mirarse al espejo con un claro signo de admiración.

— ¡Soy fabuloso! —exclama y él mismo se lanza un beso.

« Leo, sal de ahí, ese no es tu cuerpo. »

Algo que no entiendo de Acua es como un día lo ves amándose a sí mismo con su modo Leo encendido y después detesta todo de sí.

Niego ligeramente con la cabeza mientras voy golpeando puerta por puerta.

— ¡De pie!

En la sala veo a Escorpio aún durmiendo en el sofá. Me dirijo a él y palmeo su hombro.

— Arriba vago.

Él me mira para luego observar todo a su alrededor, desubicado por completo.

— ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Cómo llegué aquí? —Se cuestiona frotando sus ojos y pongo los míos en blanco.

Veo bajar las escaleras a un Sagitario muy animado junto a una Piscis realmente somnolienta y enfadada.

— ¡El día debería tener 36 horas! —dice Sagi y recibe una mirada poco alegre de la pelinegra.

Ella vuelve a bostezar.

— ¿Cuándo es la hora de la siesta?

— ¡Mi cargador! —Géminis esta vez sube las escaleras corriendo.

— ¡¿Alguien más quiere café?! —cuestiona Capricornio desde la cocina.

— Yo Capri, uno bien cargado por favor —pido dirigiéndome hasta él.

Escuadrón  ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora