Escuadrón Z

🚫Capítulo 1🚫

[5 años atrás]

"Ha nacido otra de ellos".

Aquellas palabras retumban en mi mente como un viejo recuerdo olvidado.

Poco a poco comenzaba a escuchar un murmullo a lo lejos, no podía mover mi cuerpo pero era como si mis sentidos volviesen a reconectarse mientras las voces se hacían más claras.

— ¿Qué le pasó a esa pobre niña?

— Dicen que se lanzó desde la azotea de su escuela.

— ¡Dios mío! Era tan joven.

Las voces se opacan y se escucha un ruido sordo. Tal vez alguna puerta metálica al cerrarse. No se cuanto tiempo pasó antes de que volviese a abrir los ojos y recuperase el control de mi cuerpo.

« ¿Qué está pasando? »

Retiré el naylon oscuro que me cubría de sobre mi rostro y traté de ubicarme. Me encontraba en un salón oscuro y a mi alrededor habían varias camillas metálicas con figuras humanas envueltas en naylon negro.

El olor dentro no era agradable sin duda alguna. De momento un fuerte dolor de cabeza me atacó y cubrí mi rostro envuelto en lágrimas.

« ¡No, no, no! »

¡Maldita sea! ¡Yo debía estar muerta!

Me puse de pie en aquel suelo frío y salí de allí. Vestida con tan solo una bata de hospital caminé hasta llegar a un elevador y subí a la tercera planta en un total estado de confusión.

¿Por qué estoy viva?

¿Que ha pasado?

¿Cuanto tiempo estuve inconsciente?

"Esta mañana una chica se ha suicidado en la prestigiosa secundaria..."

Aquellas palabras llaman mi atención y me dirijo hacia de donde proviene, entrando a una sala donde varios pacientes y doctores miran las noticias en una TV.

En la pantalla observo mi foto y cuando la ambulancia llegó. Mi cuerpo envuelto en sangre. También veo las declaraciones de quienes me hicieron tomar aquella decisión.

"Roxana siempre fue tan buena amiga. Nos sentiremos muy solas sin ella".

El impacto de aquellas palabras y lágrimas falsas me desubican. Trastabilleo hasta llegar al baño y vomito en uno de los inodoros. Voy hasta el lavamanos y mojo mi rostro, mirándome al espejo.

No hay heridas, no hay dolor, no hay sangre.

— ¡Maldita sea! —grito.

« Solo quiero desaparecer. »

Tras ese pensamientos abrí mis ojos con sorpresa cuando mi reflejo en el espejo desapareció.

— ¿Viste a esa pobre niña? —Dos mujeres de la limpieza entran al baño pero no parecen ser concientes de mí.

— Si, es una pena, su familia debe estar muy triste.

— Escuché que solo tiene un hermano, pero no está muy presente.

— Que desgraciada.

Ambas se retiran tras tomar algunos objetos. Vuelvo a mirarme al espejo. No se refleja nada. Respiro profundo, tomando calma, y mi cuerpo reaparece en el reflejo.

Unos segundos observándome y una sonrisa oscura se asoma a mis labios. Mi pecho comienza a vibrar con una fuerte risa y me doy cuenta de que el agua del grifo comienza a levitar.

Si Dios me ha dado una segunda oportunidad ¿quien soy yo para cuestionar sus planes?

Comenzaré una nueva vida, y esta empezará a traves de la muerte de mis asesinos.