Cap. 29 - El Dolor del Rechazo

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Tener que escuchar la historia de la humanidad a lo largo de estos últimos milenios sin lugar a dudas no eran nada agradable. Sobre todo cuando tu mismo fuiste parte de un pasado tan vergonzoso. 

Una vez terminaron las presentaciones entre los hermanos, el peculiar cuarteto conformado por los primarcas Guilliman y Tomoe, acompañados por sus oficiales de confianza Takeko y Catus, se dirigieron a un lugar más cómodo donde hablar. Para los hombres de Ultramar era sumamente difícil sentarse cómodamente sobre el tatami, pero las mujeres parecían incluso más cómodas que si estuviesen sentadas en un ostentoso trono. Y fue en ese calmado lugar, donde Catus escuchó con pesar como su padre le contaba todo lo que había sucedido a la primarca de la 2da legión. Y fue entonces, que Catus descubrió dos cosas muy importantes.

La primara. A juzgar de que el primarca Guilliman comenzó a narrar los eventos desde la Gran Cruzada, donde él junto a sus hermanos conquistaron las estrellas, el capitán pudo suponer que la primarca de la 2da legión estuvo dentro de ese tanque de éxtasis por más de veinticinco milenios. Al principio, Tomoe se mostraba curiosa mientras Guilliman narraba las grandes conquistas de la humanidad, pero desde que comenzó a narras los eventos de la Herejía de Orus, su semblante cambió a un monótono rostro claramente enfadado. Y mientras más Guilliman narraba, más decepcionada ella se veía. 

Lo segundo que Catus descubrió ese día, fue que la cabeza de su padre emitía un sonido similar a un gonk cuando era golpeada con fuerza. En pleno relato, el capitán de los ultramarines vió como la primarca Tomoe estalló en cólera, desquitándose con un golpe en la cabeza que le propicionó a su hermano con todas sus fuerza, liberando la furia que todo lo que escuchaba le provocó. Y eso que apenas comenzaba a contarle sobre la era de la Apostasía. 

Tomoe: - Que la disformidad me devore. ¿Cómo fue que pasó esto? ¿Cómo fue que nueve primarcas sucumbieran el caos? ¿Cómo fue que el Emperador no se dió cuenta de esto? ¿Qué demonios estaba haciendo ese idiota? -

Un momento. ¿Acaso la primarca Tomoe había llamado idiota al Emperador de la Humanidad? El semblante de Catus mostró su sorpresa inmediata, y estaba conteniendo sus ganas de acusar a la primarca de herejía, pero viendo que su padre se mantenía callado y con la cabeza baja era obvio que había algo que él no sabía. De momento. Lo mejor sería seguir escuchando. 

Guilliman: - Lamento no haber cumplido mi promesa. Te prometí que te despertaría cuando la humanidad alcanzara el sueño de padre. Cuando los soles brillasen sobre el glorioso Imperio y la paz y la felicidad reinase por toda la galaxia. En cambio, te desperté en el peor momento, donde el Imperio se desangra entre los xenos que nos invaden y las guerras internas. Una galaxia sumida en el caos y la desesperación. Espero... Que puedas perdonarme. -

Tomoe: - Guarda tus lamentos, Guilliman. Eso no solucionará nada. Se que si llegaste al punto de tener que romper una promesa, es porque te sientes con la soga al cuello. -

La primarca tenía razón. El Imperio estaba en una situación crítica. Tiránidos, demonios, los traidores, Tau, Necrones, orkos, y este nuevo Whaaag orko masivo del Segmentus Obscurus. Era demasiado. Algo que Guilliman no podía enfrentar solo. Lo último que supo de su hermano Lion el Johnson fueron a través de las palabras de Dante, señor de los Ángeles Sangrientos, pero no se ha vuelto a saber nada más del primarca de la 1ra legión. ¿Qué estaría haciendo? Fue entonces, cuando un pesado suspiró salió de la boca de Tomoe, seguidas por una palabras de lamento. 

Warhammer 40k Fanfición -La Venganza del RenacidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora