Capítulo 5. La maldición de sangre

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*Capítulo Nuevo*

1 de agosto de 1937

(un año y medio más tarde)

Sobre el tejado de un viejo apartamento que estaba construido encima de una de las posadas poco concurridas del pueblo de Hogsmeade, una niña de cabellos castaños y ojos verdes se encontraba. Estaba descalza y no tenía miedo a caerse, ni siquiera del viento que la zarandeaba con violencia. Su largo vestido negro se hondeaba mientras un cuervo se posaba delicadamente sobre su cabeza. No hizo ningún movimiento para alejarlo, pues este era su único amigo en el mundo.

«Dicen que ha vencido. Dicen que el oscuro mago llamado Gellert Grindelwart ha caído. Dicen que fue Albus Dumblendore quién ganó.»

Escuchaba en los graznidos del cuervo. Todo tipo de noticias le eran traídas gracias a su fiel amigo. Pero a ella solo le interesaba la de una persona en particular.

«Dicen que está en una remota prisión. Dicen que oculta en las montañas de Hallstatt (Austria) se encuentra. Dicen que el castillo de Nurmengard es su nombre.»

–¿Quién es él, Black? ¿me lo mostrarás?

No necesitó una respuesta del cuervo, pues este en seguida se dejó doblegar por ella y le permitió ver sus respuestas en su mente. Lily vio a ese malvado mago al que todo el mundo conocía como Gellert Grindelwart y no necesitó más que eso, un rostro, para encontrarle. Estaba encerrado en torre más alta de Nurmengard. Su celda era pequeña, con una ventana tan estrecha que era difícil que un hombre cupiese. La cama era dura y la manta que la cubría demasiado fina. Lucía demacrado y muy delgado. Tenía una larga mata de pelo rubia cubriéndole el rostro y sus ojos azules fijos en un punto de la habitación. Temblaba y susurraba inentendibles palabras mientras un sudor frío recorría su frente. Pero algo lo sacó de su trance y dejó de compadecerse de sí mismo tan pronto como escuchó los pensamientos de alguien más.

De un vistazo cubrió la celda buscando al intruso, pero no parecía haber nadie. Pese a esto, él sabía que no estaba solo.

Los ojos de ese peligroso mago se posaron sobre los de Lily, como si pudiese verla. Pero ... eso era imposible, pues ella no estaba allí realmente. Bastó solo esa mirada para hacer que la niña le temiese y que despertase sobre el tejado, a salvo.

–Da miedo – susurró mientras un agradable olor a lirios se esparcía por el ambiente. Se olvidó de sus pesares en cuanto se dio cuenta de lo que eso quería decir. Alguien del otro lado había llegado a ese de visita.

–Se acerca tormenta, deberías entrar – dijo la voz de su hermano a sus espaldas. Ella sonrió y le dedicó una mirada de calma antes de tomar en consideración su consejo. Entró en su habitación a través de la ventana entre abierta.

–¿Me contarás otra historia sobre Nagini? – Preguntó emocionada, pues en los años que había pasado encerrada en ese lugar, sin otra compañía más que la del cuervo y su huraño padre, con el que no terminaba de congeniar, su única alegría era la visita de su hermano y las aventuras que corría junto a la única amiga verdadera que tuvo.

–¿Por qué lo haría? Ya lo has visto todo en mi mente sin necesidad de palabras.

–Ya... pero suena mucho mejor escucharlo de tus labios. Siempre hablas de ello de una forma especial. ¿Dónde está Nagini ahora?

–Hace ya mucho que nos separamos. El pacto de sangre que hicimos se rompió cuando morí, así que se quedó desprotegida ante la maldición que la persigue.

–Algún día volveréis a encontraros, estoy segura.

La niña se sentó sobre la cama y se fijó en las primeras gotas que caían contra la ventana.

Tom Riddle y la Chica que Fue Borrada (FanFic) |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora