Tom Riddle tenía muchos frentes abiertos aquellos días. Por una parte, estaba Lily. Aún estaba preocupado por sus visiones, ella seguía viendo muerte alrededor de ambos, y eso era preocupante. A causa de eso, empezó a buscar en los libros sobre cómo evitarla, a toda costa. No podía volver a perder a alguien, eso lo destrozaría, lo dejaría en una soledad atroz sin salvación. Y, por otra, estaba el tema de la cámara de los secretos. Ella sabía sobre la ubicación de la cámara, pero aún se resistía a decírsela. Sabía que en algún momento lo haría, así que tampoco quería obligarla a nada. La relación que existía entre ellos era muy sana y tratar de persuadirla sería un error.
Las semanas pasaron. Los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina, así que eso también se llevaba mucho tiempo del que disponían. Las clases y pasarse el día metido en la biblioteca era lo único que hacían. Pese a eso, Tom solía esperarla en la sala común hasta que se alistaba, luego iban juntos a clase, almorzaban en el gran comedor después de que él hubiese llenado su plato con toda la comida que le fue posible, asegurando que ella necesitaba fuerzas después de haber pasado por sus visiones, más clases por la tarde, y de nuevo encerrados en la biblioteca.
Aquella tarde, Lily estaba especialmente agotada. Tomó un poco de té que Tom le había traído de las cocinas y se preparó para volver a prestar atención al hechizo de confusión que estaba resistiéndosele. Entonces todo se volvió borroso y cuando abrió los ojos se encontraba en un lugar distinto, atrapada en una de sus visiones, pero en aquella ocasión no parecía ser el futuro, pues había un coche de caballos aparcado en la puerta de la fea casucha. Estaba dentro de un recuerdo de Merope Gaunt.
«Había un letrero a un lado, junto a lo que parecía ser la entrada de una gran y adinerada mansión, en ella podía leerse: Propiedad de los Riddle.
La puerta del carruaje se abrió y del interior salió un apuesto hombre, parecía un príncipe o un marqués. Pero bastó una mirada para que Lily supiese quién era, pues ese hombre era igual a Tom, pese a no ser él. Era obvio quién era: su padre.
Las cortinas de la casucha que había junto al carruaje se abrieron y una joven poco agraciada, pero con unos ojos que a Lily le eran muy familiares apareció para espiar al muchacho. Lo miraba con cierta añoranza, con un interés que era más que obvio lo que era. Esa chica estaba enamorada del muchacho.
El hombre miró de un lado a otro antes de volver a entrar en el carruaje y ordenar al cochero que siguiese su curso. Mientras se marchaba, la joven abría la puerta y salía fuera para verlo con más nitidez.
–Merope – la llamó un chico que tenía una pinta desastrosa y una mirada malvada. A Lily no le gustó nada. – ¿Otra vez mirando a ese muggle?»
Lily despertó en el suelo mientras Tom acariciaba su rostro tratando de despertarla. Lo primero que vio fueron sus ojos y luego una sonrisa apareció en el rostro de ambos. Él la ayudó a levantarse y juntos se sentaron en el gran banco de madera.
–¿Qué has visto? – Preguntó Tom, preocupado.
–Esta vez no ha sido algo malo – él asintió, algo calmado. – He visto el pasado, Tom. A tus padres. – Un hilo de ilusión apareció en su mirada. Ella era la única que conocía tanto sobre sus orígenes, la única persona en la que confiaba para contárselo todo. Y aunque Lily aún temía sobre la reacción de Tom cuando se enterase de que su padre había abandonado a su madre cuando ya sabía que estaba embarazada, quería al menos mostrarle sobre ellos.
–¿Y cómo eran?
–¿Quieres verlo? – él la miró extrañado. Se puso en pie de un salto, preocupándole – Ven – entonces le agarró de la mano y juntos se metieron entre las estrechas y largas hileras de libros, alejándose cada vez más de los demás.
–Lily... ¿qué...?
–Mírame – rogó ella, agarrándole del rostro y obligándole a hacerlo. Luego él apoyó sus manos sobre las de ella y esperó a que sucediese algo. – Deja que deposite las imágenes en tu mente.
Tom puso toda su atención en volver a derribar el muro y entonces... Se fijó en el rostro de su madre que miraba por la ventana a través de las cortinas, y que pese a no ser muy agraciada a él le parecía guapísima. Era su madre. Observó cada detalle de ella. Y entonces se fijó en el hombre montado a caballo. Tom sonrió al darse cuenta de que ambos se parecían mucho, era imposible no confundirlos.
Tom se sintió agradecido con ella porque le había permitido ver algo maravilloso. Siempre se preguntó cómo serían sus padres. No poseía si quiera una foto o un recuerdo de ellos. Pero... ella le había dado eso.
Estaba a punto de salir de aquel recuerdo cuando escuchó las palabras de su tío: «Merope, ¿otra vez mirando a ese muggle?» Eso hizo que tomase consciencia de quién era: una un «sangre mestiza.» Su padre era un muggle.
–Gracias – dijo con palabras, aunque no era necesario pues ellos se miraban y podían decirse muchas cosas sólo con eso. – ¿Tú sabías que mi padre era un muggle? – Ella bajó la cabeza, avergonzada y Tom supo solo con eso que su respuesta era afirmativa. – Debiste habérmelo dicho. Pensé... pensé... que era como Otis o como Roddie: un mago de sangre pura.
–¿Y qué importancia tiene eso, Tom? Toda esa tontería de la limpieza de la sangre... Un mago no es mejor que otro por eso. Tú eres un gran mago y tu padre era un muggle. Eso no hace que seas más débil.
–Es cierto. – Entendía lo que su amiga quería decir. Pero, pese a eso... no podía evitar estar algo defraudado. Trató de no pensar en eso y volvió a pensar en la visión, en lo genial que se veía su padre montado a caballo. Quizás... había estado equivocado con respecto a los muggles, quizás no todos eran una verdadera decepción.
¿Cómo sería su padre? ¿estaría aún con vida? Y de ser así... ¿alguna vez supo sobre su existencia?
–¿Crees que mi padre aún esté vivo? – Ella no contestó. No quería mentirle, pero tampoco confesarle la verdad. Tom sonrió al pensar en la casucha en la que vivía su madre y luego vio el letrero que decía «Propiedad de los Riddle.» – Podría ir allí este verano – Lily tuvo miedo después de escuchar esas palabras, pero él parecía demasiado ilusionado por un reecuentro. – Quizás mi abuelo Sorvolo aún viva en la casa de los Gaunt. – La joven se calmó después de escuchar esas palabras, parecía que no iría a buscar a su padre, después de todo.
–Deberíamos practicar algunos hechizos y dejar de una vez la teoría. Estoy empezando a marearme.
–Es una buena idea.
Tom repasó sus apuntes y entonces dio con el hechizo idóneo para practicar. Aquel que aún solía resistírsele, pese a ser un gran mago.
–Expecto patronum – susurró haciendo que una luz plateada muy débil y sin forma saliese de su varita.
–Lo estás haciendo mal – se quejó Lily – Debes pronunciarlo con seguridad y claridad, al mismo tiempo que piensas en el recuerdo más feliz que tienes. Debe ser un recuerdo poderoso o no lograrás nada. Mira, es así – Lily cerró los ojos y pensó en aquella vez en la que encontró a Tom en la tienda de varitas. Entonces los abrió y pronunció el hechizo.
En seguida de la punta de su varita salió una gran luz plateada que se fue volviendo dorada a medida que formaba la figura de un gran fénix que los sobrevolaba.
Ambos sonrieron, maravillados.
–Ahora inténtalo tú.
Tom cerró los ojos y pensó en un recuerdo lo suficiente feliz. En seguida la vio a ella en el interior de esa cueva, el reencuentro en la tienda de varitas y más tarde en Hogsmeade el primer día de curso en su primer año, cuando se dirigían hacia las barcas. Lo cierto era que cada momento en el que Lily aparecía era especial para él.
–Expecto patronum – pronunció con decisión haciendo que de su varita saliese una gran luz plateada que poco a poco fue formando un cuervo.
Era la primera vez que Tom Riddle veía la forma que tenía su patronus, por lo que quedó impactado.
El ave los rodeó y se encontró momentáneamente con el de Lily, sintiéndose cómodos el uno con el otro.
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Tom Riddle y la Chica que Fue Borrada (FanFic) |1|
Fiksi PenggemarTodo el mundo sabe sobre el final de Lord Voldemort, pero muy pocos conocen la verdadera historia de Tom Riddle. ¿Cuáles fueron las razones por las que terminó haciendo lo que hizo? ¿por qué terminó odiando Hogwarts, el lugar que consideraba su hoga...