𝑬𝒑𝒊́𝒍𝒐𝒈𝒐

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Emilia estaba sola en su casa, un domingo como cualquier otro.

Nada había mejorado en su vida. Se sentía tan vacía que ya nada de lo que pasaba a su alrededor le afectaba, simplemente era lo mismo de siempre. Ya no lloraba, se cortaba sin más. No le salía llorar, no importaba qué fuera, tal vez aquella insensibilidad había sido un mecanismo de defensa que su propia mente había creado.

—No sabés lo que daría por estar allá de nuevo, con vos —Dijo melancólica, viendo una foto de Trueno en el 2019.

Sintió una lágrima recorrer su mejilla, rápidamente la limpió con la manga de su buzo, volviendo a su expresión sería.

Aquella alegría que tenía ya no estaba, se había apagado completamente, era como una estrella apagada, ya no podía volver a brillar, no estaba dispuesta a hacerlo, no sabía cómo.

Agarró una hoja y una lapicera, comenzó a escribir sin siquiera pensar en lo que ponía, solo escribía lo que se le venía a la mente, lo que sentía.

En cuanto la terminó, vio por largos minutos aquella carta, hasta se había mojado en algunas partes con sus lágrimas.

Empezó a escribir de nuevo, completando una hoja con todos sus sentimientos.

Tal vez la quemaría, como hacia con cada cosa que escribía. No servía de nada tener sus sentimientos guardados en un cajón.

Dejó aquel papel sobre su cama  y se dirigió pesadamente hacia la cocina, donde tomó un vaso de agua. Tenía algo de hambre, pero no podía comer, ya había intentado por lo menos mejorar su relación con la comida, pero sola no era posible, cada cosa que ingería la vomitaba, como antes, con la diferencia de que ya no era ella quien provocaba el vómito, sino que su propio cuerpo, además de no tener fuerza, ya no tenía espacio para la comida, todo le caía pesado.

Por un tiempo dejó de escuchar la música de Trueno, aunque en su momento había sido su curita al alma, hoy, simplemente le dolía escucharlo. Le dolía oir esa voz que tanto amaba.

Te amo.

Resonaban las palabras de aquel morocho en su cabeza.

Ella también lo amaba, y por eso, cometió la decisión más fuerte de su vida.

Sentía que no aguantaba más, no tenía fuerzas, tampoco quería tenerlas; Estaba harta de ser fuerte, solo necesitaba vivir sin esforzarse cada día, sin pensar en el resistir.

Emilia, aquella rubia tan alegre y cariñosa, se había vuelto en una chica fría sin expresión ante los demás.

Su madre decía que era una insensible, estaba más que equivocada. Emilia sentía tanto que ya no sentía nada, ella eligió dejar de sentir, no quería hacerlo más.

𝐒𝐡𝐢𝐟𝐭𝐢𝐧𝐠 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora