𝟐𝟓

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—¿Estás bien? —Me preguntó Mateo en cuanto salí del baño, él estaba acostado en la cama y yo recién terminaba de bañarme, ya me había vestido.

—Sí, ¿por? —Dije forzando una sonrisa. El morocho me hizo seña de que me siente en sus piernas e hice eso. 

—Estás rara, amor. ¿Te molestó algo? ¿Te incomodé? —Negué con la cabeza y él me miró serio.

—En serio —Insistí sonriendo y acuné su cara en mis manos. —. Estoy bien, gor. La pasé re lindo estos días, quedate tranquilo —Mateo me abrazó por la cintura y escondió su cara en mi cuello, donde dejó un beso.

—Te amo —Dijo bajito, sin salir de ahí.

Mi corazón latía a mil, sentía que me moría con aquello que acababa de escuchar.

—Yo también, mi amor —Correspondí, sintiendo lágrimas acumularse en mis ojos.

Me dolía tanto tener que irme sin tener otra opción, no podía ir en contra del universo. Él era lo único que necesitaba para ser feliz.

—¿Por qué llorás? —Preguntó mirándome a los ojos.

Negué con la cabeza, sequé mis lágrimas y le sonreí. Esta vez sí era una sonrisa sincera, no una forzada.

—Sos lo mejor que me pasó en la vida —Dije con la voz algo cortada y me aferré a él.

Nos quedamos así un rato, él me acariciaba el pelo mientras que yo hacía formas sin sentido con mi dedo en su espalda.

Solo podía pensar en que en cuanto me despierte ya no lo tendría a mi lado, ya no podríamos hablar, volvería a mi triste vida quién sabe por cuánto tiempo.

—Sos muy especial para mí, y tenés una personalidad hermosa. Me alegrás los días, amor —Interrumpí el silencio, él me miraba con un brillo en los ojos, lo míos también brillaban, pero por las lágrimas que se acumulaban en estos.

Mateo posó una mano en mi cachete y me besó, no había nada mejor que eso. Sus besos eran la cura a todo lo malo que me pasaba.

Nos separamos del beso por falta de aire, aún sin despegar nuestros cuerpos.

—Sos hermosa, y te voy a amar siempre —Dijo cerca de mi boca, nuestras narices rozaban. Yo sonreí apenas lo escuché. —. ¿Nos acostamos? —Asentí con la cabeza y nos acomodamos.

Mateo estaba boca arriba, su brazo pasaba por debajo de mi cuerpo, mi cabeza estaba apoyada en su pecho, mientras que mis brazos rodeaban su torso, y mi pierna encima de la él.

—Pareces una garrapata —Habló con una sonrisa y yo me reí. —. Buenas noches, hermosa.

—Buenas noches, mi amor —Contesté y el morocho dejó un beso en mi cabeza, a los pocos minutos ya se había dormido.

Estaba muerta del sueño, pero mi mente y mi corazón rogaban por que no me duerma, quería estar así toda la vida, sintiendo su piel, con sus brazos rodeando mi cuerpo. Y, otra vez, estaba llorando. Me iba a quedar seca de tanto hacerlo, pero era realmente inevitable, sentía que iba a morirme sin él a mi lado.

Me aferré más a Mateo y él hizo lo mismo.

—Te juro que nunca te voy a olvidar, te voy a amar toda mi vida, mi amor —Susurré y me acomodé, en algún momento tendría que dormirme.

—Te juro que nunca te voy a olvidar, te voy a amar toda mi vida, mi amor —Susurré y me acomodé, en algún momento tendría que dormirme

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Desperté en medio de la oscuridad, estaba sola en la cama. Aún sin abrir los ojos toqué la cama en busca de Mateo. 

Froté mis ojos y reconocí aquella habitación que hace tanto no veía.

—No... —Dije al reaccionar y comencé a llorar.

Tomé mi celular, el cual estaba debajo de la almohada, con el guión abierto. Me fijé la hora y eran las 4 de la mañana.

Intenté volver a dormir pero no pude, así que decidí quedarme viendo el celular.

Las horas pasaron y se hicieron las 9, horario en el que comencé a escuchar movimiento en la casa. Mi papá se había levantado para ir a trabajar. 

La verdad que me interesaba lo más mínimo saludarlo, pero me estaba meando encima.

—Buen día hija —Escuché al salir de la habitación.

—Buen día —Contesté seca y me adentré al baño.

Me mojé la cara con agua fría, intentando distraerme un poco, sonreí al recordar todo lo que pasé allá. Había sido la mejor experiencia de mi vida, y planeaba repetirla.

𝐒𝐡𝐢𝐟𝐭𝐢𝐧𝐠 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora