Capítulo 3

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And just when you are about to think that everything is going to be okay.. everything fucks up again .

Aún todos seguíamos en estado de shock. O sea, YO tendría que pasar mis tardes con... ¿eso? Debe haber un error. Me volteé a mirar al rubio y el estaba en estado completamente normal. Parecía que esto no le importaba, ¿¡Cómo puede conservar la calma de esa manera?!

- ¿Cómo vamos a hacer? – preguntó él. Aún con completa naturalidad.

- Sencillo. Tú harás la mitad y yo la otra mitad. Luego, las unimos.

- Estás loca. – rió sarcásticamente. - ¿De verdad crees que voy a confiarte la mitad de mi nota?

- Es mi nota también. – le recordé. En eso, todos desalojaban el salón. Los dos nos paramos, caminando hacia afuera.

- Igual. No confío en ti.

- Claro, como yo te tengo tanta confianza. – sarcasmo. Resaltando la palabra 'tanta'.

- Tu casa o mi casa. Elige. – me dijo moviendo el pie con impaciencia. Se notaba que quería irse. Luego recordé que mañana llega papá y mamá está en vísperas de eso. Verdaderamente insoportable.

- Tú casa. – rodé los ojos. Me dio la dirección y acordamos que a las tres estaría ahí. Vaya tarde la que me esperaba. También me dio su número por si me perdía.

***

- Oh, cállate Mike.

- En serio, llámame si te hace algo. – reí por su sobreprotección. Me dio un cariñoso beso en la frente y caminé hacia mi carro. Manejé hacia mi casa y me cambié por una ropa más cómoda. Aprovecharía que mi mama no estaba para vestirme como quiero. Unos shorts de jean desgastados y una blusa blanca y, mis Toms verdes. Tomé una barra de granola, mi iPhone y mi Mac para ponerlos en mi cartera. Tomé también los libros que necesitaría. No tenía hambre. Me despedí de las empleadas diciendo que iba a casa de una amiga por si mamá preguntaba –cosa que nunca pasa, ya que ella ni se da cuenta de mi ausencia- y caminé hacia afuera.

- Eres tú. – Park rodó los ojos y me dio paso hacia su casa.

- Gracias por el recibimiento. – caminé. - ¿Dónde voy?

- A la sala. – lo seguí y me llevó a un Den. Su casa no era una mansión ni nada, pero estaba decorada muy linda. Era pequeña y acogedora. Todo lo opuesto a Park.

- Me gusta tu casa.

- Gracias. – wao, traté de ser amable y él me responde con un seco 'gracias'.

Nos sentamos y saqué mi computadora mientras el sacaba los libros. Comenzamos haciendo la introducción al primer tema y cosas sencillas. Íbamos a ir de más sencillo a más complicado.

- Hola. – dijo la dulce voz de una mujer, entrando. Saludó a Park con un beso en la cabeza y el sonrió incómodo.

- Hola. – dije amablemente. – Soy ____.

- ____, mucho gusto. Soy la mamá de Jiminin. – sonreí amablemente.

- El gusto es mío.

- Bueno, los dejo para que trabajen. ¿Tienen hambre? – yo negué con la cabeza, mordiéndome el labio. Estaba muriéndome de hambre, pero no quería molestar. Park también negó. – Si tienen hambre, me avisan. – ambos asentimos.

Éramos como Ompa Loompas o algo así. Ambos trabajábamos en silencio y rápido. Fui interrumpida por mi celular.

- Señorita ___. – reconocí la voz de una de las señoras de limpieza. – Su madre me comunicó que llegará tarde hoy.

- Sí. – dije para que siguiera hablando.

- Dice que llegue ahorita mismo a la casa. – rodé los ojos. Se acercaba otra pelea.

- Dígale que me quedaré a dormir donde Mike. – escuché la voz de ella comunicándole a mi mamá y mi mamá solo afirmó. Estiré los pies despreocupadamente y comencé a jugar con mis zapatos. Jiminin me miró.

- Está bien.

- Bien, gracias. – dije amablemente para colgar. Perfecto, ahora tendría que llamar a Mike. Marqué el número y al tercer pitido me contestó.

- Mike. Necesito quedarme a dormir hoy a tu casa. – amaba a mi mejor amigo. El siempre me salvaba de esas situaciones y me entendía a la perfección.

- Sí, tranquila. Yo le aviso a mi mamá. ¿Todo bien? – sabía a qué se refería. Con Jiminin. Lo miré de reojo.

- Sí. Llego allá como en una hora. Gracias. – se despidió y cerré. Me quité mi computadora de las piernas, ya que se estaba sobrecalentando y Jiminin me miró.

- Pobre Mike. – dijo gracioso.

- Pobrecita yo, querrás decir. – reímos incómodamente. Oh well, y ahora... silencio incómodo.

- Yo... Mejor me voy yendo.

- Sí. – ambos recogimos las cosas y yo caminé hacia afuera. Me despedí de la amable mamá de Park y luego el me acompañó a la puerta.

- Chao idiota. – dije con un pequeño toque de cariño.

- Chao ____. – salí y caminé hacia mi carro y cuando entré suspiré pesadamente. Arranque y me fui por la primera calle que vi.

Bien, esto era... raro. Había odiado a Park toda mi vida, - bueno no toda pero sí gran parte- y que ahora tenga que convivir 3 tardes a la semana con él era confuso, incómodo e irritante. Todo al mismo tiempo. CII. [confuso, incómodo e irritante]. Mi mente voló y la verdad, no sabía dónde estaba manejando. Estaba con la mente en otro lado. Sin darme cuenta, terminé en uno de estos barrios bajos. Las luces no servían y todo estaba oscuro. No veía casi nada, sólo lo que alumbrara mi carro. O sea, la calle. Vi una sombra pasar corriendo al lado mío y me asusté como el carajo. Joder, estaba sola y con un carro fino, más que tenía mi computadora en el asiento. Tomé mi computadora y la escondí, junto con mi cartera, sólo sacando mi celular. Puse mi iPad debajo de mi asiento –sí, mis papás aman Apple. – y tranqué las puertas. Mierda, mierda, mierda. Creo que esto era Karma por ser tan mala. Bueno, suena lógico. No veía los 'Tags' de las calles. Esos que te dicen en qué calle estás. Nunca había venido por aquí, por ende, no tenía ni la más mínima idea de dónde carajo estaba. Tomé mi celular y con el manos libres, le marqué a Mike. El hambre se había evaporado. No podía parar de andar porque eso era lo peor que podías hacer. Siempre mantén el carro andando, o al menos eso fue lo que vi en uno de estos programas de defensa personal. Le marqué a Mike dos veces más y no contestaba. ¡Bien! Ahora sí estaba jodida. No podría llamar a Brit ni ninguna de mis otras amigas ya que son mujeres. Ellas estarían más asustadas que yo. Duh. Me regañé a mi misma por mi estúpido pensamiento. ¿Thomas? Le marqué y no llegó la llamada. Miré mi celular. Sin señal. ¿¡Qué?! Estúpida compañía de teléfono. No sirven para nada. Entiendo que esté metida en un hueco, pero al menos pongan señal. ¡Y más cuando la necesito! Se escucharon risas callejeras y mi corazón comenzó a latir desbocadamente. Mi papá no estaba y si llamaba a mi mamá se pondría histérica o simplemente no se preocuparía. No sé la verdad. Comencé a manejar por más calles tratando de salir y quedé al frente de un restaurante. Sixteen. Era también un bar. Revisé mi celular y tenía dos barras. ¡Aleluya! Se estaba quedando sin batería, asique saqué el cargador de la guantera. Mientras lo conectaba, estaba gente al frente del restaurante señalando mi carro. Mierda. Arranqué y seguí dando vueltas. Cinco minutos después, -que parecían una eternidad- Me aparqué al frente del mismo restaurante. Tomé mi celular y se me vino a la mente Park. Él me odia. Pero no creo que sea tan malo, como para dejarme aquí. Y supongo que él conocía esto.

- ¿Aló? – la voz confundida se escuchó por mi carro. Me raspé la garganta antes de hablar.

- Eh, hola. Es ____....


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