Those surprise kisses are always the best ones .
Envolvió mis labios con una calidez que me sorprendió al instante. Solté un sonido de satisfacción que me salió del alma y rodeé su cuello con mis largos brazos. A pesar de que hacía frío, me sentí acalorada. Me besaba con una lentitud que en cualquier momento pensé que yo iba a terminar de enloquecerme. Sus manos brindaban caricias, y de alguna u otra manera me hacía sentir...
¡Coño, ____, tu maldito enemigo te está besando y no estás haciendo nada!
Aunque el muy estúpido y atrevido me tenía en las nubes, esto tenía que parar YA.
- Idiota, estúpido... - le insulté entre besos.
- Estás tan buena. – solté otro sonido de satisfacción. – Para una sola noche.
Mi temperatura descendió de cincuenta y cinco grados, a menos tres.
- ¿Qué carajo te pasa? – pregunté, limpiándome la boca. Lo empujé lejos de mí y el soltó una sonrisa torcida de egocentricidad. Volvió a caminar a mí y me rodeó con sus brazos.
- No mientas, que te traigo loca. – solté la carcajada más hipócrita y nerviosa del mundo. Estaba rogando porque él no se diera cuenta de mi pulso. Sentía el corazón en todo el tórax.
- Por supuesto que no. Es más... - trata de idear algo, trata de idear algo. – Yo te tengo comiendo de la palma de mi mano. – dije con tal confianza que hasta yo me lo creí.
- ¿Cómo? ¿Así como yo te tengo a ti? – preguntó haciendo una mueca sarcástica. Achiqué los ojos mirándolo con ira. Mucha ira. Su mirada bajó hasta mis labios descaradamente.
- ¿Por qué estaría detrás de ti cuando tengo a cientos detrás de mí? No tiene sentido, Park. Usa esto. – señalé su cabeza. Lo dije con una confianza que ni yo me esperaba y me sentí una completa perra. Verdaderamente. Su agarre alrededor de mí se tensó, y sus puños se hicieron una bola.
- Estás jugando con fuego, ___. – dijo para besar mi mandíbula y hacer mis piernas flaquear. Qué. Coño. Me. Pasaba. Él no podía tener ningún tipo de control sobre mí. Porque. Yo. Lo. Fucking. Digo. Recuperé mi compostura y dejé mi boca hablar, sin antes pasar por el filtro.
- ¿No serás tú el que juega con fuego? – susurré sensualmente en su oído y por un momento sentí que estaba ganando. - ¿Y sabes qué? Vas a quemarte. – terminé de susurrar, para que su espina dorsal se estremeciera por completo.
- No si tú te quemas primero. – que el juego empiece...
ESTÁS LEYENDO
UNTAMED
RomanceÉl es un pobretón. Ella es una linda niña rica. Se odian. Él tiene malas amistades. Sus casas tienen todo tipo de problemas, menos los que tienen que ver con ellos. Ella muestra confianza a dónde sea y a quién sea. Menos a ella misma. ¿Cómo te sent...