Capítulo 17

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Finally, pay attention to what you envy. Jealousy is an ugly emotion, but it tells you the truth .

Cosquillas. Volteo mi cabeza tratando de evitarlas y me encuentro con que estoy sobre Jimin. Siento una mano sobre mi trasero.

- ¿¡Qué coño te pasa?! – exclamo entre dormida y enojada.

- No sabía que estabas despierta. – dice con ternura.

- Quita tu mano de ahí. – escupí. – Idiota.

- Wao, ____, cinco y media de la mañana y ya me estás insultando. – murmuró, cerrando sus brazos sobre mí. Estaba demasiado pegada a él para mi gusto. Aunque se sentía bien, no quería arriesgarme. Él olía malditamente bien.

- En vez de estar diciéndome estupideces, deberías estar tratando de conseguir ayuda. – volví a escupir.

- Princesita, te recuerdo que estás sobre mí. – dijo con una sonrisa de auto suficiencia, sabía que él estaba ganando.

- Lo siento, amor. – le dije cabreada. El sarcasmo se desbordaba de mi boca. Él rió. Me levanté de encima de él y choqué fuertemente mi cabeza contra el techo del auto. Oh mierda, cierto, estábamos en un carro. Jimin soltó una carcajada al ver mi cara y me sobé fuertemente la cabeza.

- Ya, para de estar amargada. – se acomodó sobre la silla y me acercó a él con sus fuertes brazos. Por un momento, no entendí qué estaba haciendo, hasta que me puso al lado de él y sentí besos en mi cabeza. Estaba tratando de que se fuera el dolor. - ¿Te sigue doliendo? – pregunta, yo por un momento sentí éxtasis. Negué con la cabeza, él me había tomado por sorpresa. – Ven, salgamos. – me haló por el brazo, abrió la puerta y yo luego de ponerme los zapatos, salimos afuera. Literalmente oí como treinta 'cracks' de mi espalda. Después de esto, necesitaría un masaje. Todo en mi traqueó. Mi cuello, rodillas, espalda, brazos, muñecas.

- ¿Cuándo te pusiste los zapatos? – pregunté mirándolo confundida. Él ignoró por completo mi pregunta, por supuesto.

- Hay que pedirles a los carros que paren. – asentí sin pelear. Realmente quería salir de ésta mierda, y no podríamos hacer nada mientras no hubiera gasolina.

Luego de quince putos minutos, estando parada y escuchando los chiflidos de algunos asquerosos y pervertidos conductores, al fin alguien paró. Mis shorts no ayudaban y tampoco los gruñidos de Jimin. Incluso, casi se pone a pelear con uno a la mitad de la carretera.

- ¿Podrías parar de gruñir? No eres un perro. – le informé y él me miró mal. Se acercó a mí, y aunque no me estaba tocando, sentía como si estuviera en alguna parte de su escudo protector o algo así.

Rodé los ojos al recordar lo que había pasado hace dos minutos y me concentré en la realidad. Al fin alguien había parado su carro. Salió una chiquilla de unos dieciséis años, -yo tengo 17, pero soy mucho menos puta que ella- y al lado un hombre, que supongo era su padre.

- Nos hemos quedado sin gasolina y tuvimos que pasar la noche aquí. ¿Podrían ayudarnos? – Jimin comentó, tratando de ser amable. Wao, por primera vez parecía una persona civilizada. Solté una leve risita y Jimin pareció leer mis pensamientos ya que me fulminó con la mirada. Intercambió unas palabras con el hombre a las que no le presté mucha atención. Estaba más concentrada en la chiquillita que se estaba comiendo con los ojos a Jimin. Y no sabía por qué mierda eso me irritaba tanto.

- Si quieren pueden ir con nosotros, hay una gasolinera atrás, a unos quince kilómetros. Ambos se ven realmente cansados y no creo que ninguno de los dos pueda manejar así. Podemos parar en mi cabaña para que duerman... - el hombre era tan amable. Me cayó demasiado bien. No como su hija estúpida, puta, hueca, chiquilla de...

- ¿Qué piensas, ___? – me interrumpe Jimin. Sólo asiento, demasiado cansada para hablar. La 'niña' suelta un chillido de emoción y camina hacia Jimin, tratando de hacer conversación. Claro, él, siguiéndole la corriente. Lindo. Nos montamos en la camioneta de Dave –o al menos así nos dijo el tipo que se llamaba- y la rubiecita con un shortsito y una camisa con un gran escote y bien apretada, es tan buena persona que me cedió el puesto adelante. Para ella sentarse atrás y hablar con Jimin. Bien.

- Jimin... - dijo la chiquilla jugando con un mechón de cabello. Su voz era verdaderamente la reencarnación de lo molestoso. – Háblame sobre ti. ¿A qué escuela vas...?



Esa niña. 'Alana'. Juro que iba a arrancarle la cabeza. No se había callado en los quince kilómetros de ida, ni tampoco en los de vuelta. Su voz estaba haciendo mi cabeza reventar. ¿Cómo su papá la soportaba? Se había guindado del brazo de Jimin y no lo soltó, ni siquiera mientras él trataba de ponerle la gasolina al carro. Y yo, como soy tan buena, le dije en un tono muy amable que parara de tocar a Jimin, que si era ciega, que él tenía que poner la gasolina. Lo sé, suelo ser muy amable cuando me lo propongo. ¡Jimin no decía nada! Total pendejo. Ahorita, estábamos dirigiéndonos a la cabaña de Dave, luego de que él insistiera que su hija fuera adelante. Todos estábamos en silencio y yo tenía mi cabeza sobre el hombro de Jimin. Ambos mirábamos el paisaje por la ventana.

- Espero que vayas pensando en una muy buena excusa para tu mamá. – murmuró sobre mi cabello. Me encogí de hombros, luego recordando que él no sabía nada acerca de mi... familia, si es que así se le podía llamar. Besó mi cabeza y pude sentir la mirada de la estúpida por el retrovisor, y le solté una sonrisa irónica. Era obvio que Jimin prefería estar conmigo... al menos en ese momento.



- Bien, chicos. Aquí hay un cuarto con una cama para que uno de ustedes duerma y por allá está el sofá.

- ____ dormirá en la cama. Por más que no te soporte, debo ser un caballero, nena. – solté una risita irónica, mientras le rodé los ojos y me deshice de sus brazos, que estaban alrededor de mí cintura. Alana rió como si fuera el chiste más gracioso del mundo. Luego de agradecerle a Dave, me acurruqué en la cama, al fin pudiendo conciliar el sueño en un lugar que no me destruiría mi columna vertebral. Escuché la voz de Alana por algún lado de la casa, pero no me importó. Estaba demasiado cansada como para preocuparme. Caí en un profundo sueño.


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