Capítulo 19

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Fighting and more fighting. Guess he never gets bored of this shit .

____'s POV.

- Hey, shh. – su voz me arrulló como si yo fuera un perro perdido. Por un momento, de verdad me sentí así. Poco a poco, comencé a calmarme, con la leve esperanza que Jimin no notara mi pulso o algo así.

- ¿Tienes hambre? – preguntó en un susurro. Casi sonó como mi papá.

Por un momento, iba a asentir. Luego, recordé todas las calorías que debería tener ese paquete de maní que me comí ayer, y tan tarde en la noche. Negué con la cabeza.

- ¿Segura? No has comido nada. – casi sonó preocupado. Reí interiormente ante mi estúpido pensamiento. Si ni mis papás se preocupan por mí, qué mierda va a preocuparse él.

- Segura. – dije firmemente y me paré de su regazo. Mi fuerza de voluntad estaba debilitándose. Nada bueno.

***

- Muchas gracias por todo, Dave. De verdad, fue un gusto conocerte. – murmuré con una sonrisa. Luego de una tierna despedida, nos montamos al carro de Jimin, —que ahora tenía gasolina— y casi me retuerzo de dolor al sentir el retortijón que hizo mi estómago, exigiendo alimento. Negué mentalmente. Primero, me encargaría de hacer algo de ejercicio. Jimin prendió el carro, para luego seguir el camino. Qué loco. Quién iba a decirlo. Probablemente mi mamá pensaba que estaba con Mike o Brit, algo así. Luego de que Dave le diera a Jimin unas direcciones para que no se perdiera, nos dirigimos a su casa. Por si no recuerdan, mi laptop, libros y celular estaban ahí. Luego de un rato en mis pensamientos, y Jimin completamente callado –cosa rara– me di cuenta que no íbamos para la casa de Jimin.

- Oye pedazo de merma, ¿a dónde vamos? – exigí. – Mi mamá debe estar preguntándose dónde estoy. – mentira. Probablemente, ni se dio cuenta que no estás.

- No sé tú, pero yo tengo hambre.

- ¿Al menos podemos ir al auto rápido? – pregunté suavemente.

- No. Quiero sentarme a comer. – negó. Estúpido grosero.

- Bien, pero tú vas a aclararle a mi mamá por qué coño estoy llegando a las doce y media del día a mi casa. – musité cabreada, sin saber lo que decía. Él afirmó. Siguió manejando, hasta doblar a la izquierda para entrar en un restaurante cualquiera.

- ¿No puedes pedir la comida para llevar? – rogué.

- ¡No, ____! Para de joder. – gritó. De alguna u otra manera, ese grito hizo mi corazón doler.

- Bueno, no tienes por qué carajo gritarme. – tomé aire, mientras él estacionaba el carro. – Te estoy hablando muy bien para tener que aguantar tus mierdas. Lo único que te pedí fue eso para evitar... - Oh no, no lo hizo.

Jimin Park, acaba de cerrarme la puerta del carro en la cara.

Tomé aire y pegué un grito de frustración, sabiendo que nadie podía escucharme. Estaba sola en el puto carro mientras él fue a comprar comida. Respiré y me bajé del carro, tirando la puerta fuertemente. Lo odio. Juro que sí. Tomé aire como por cinco minutos, porque sabía que si entraba así de enojada, iba a gritarle a Jimin hasta hacerlo enojar. Entré al restaurante y sentí una mirada clavarse en mi espalda. Me volteé para encontrarme con la mirada de un lindo ojiazul. Le sonreí levemente y me volteé para buscar con la mirada a Jimin. Al encontrarlo, caminé hacia su mesa –de dos- y me senté en la única silla sobrante. Él me miró sin decir nada. Sabía que estaba más cabreada que la misma mierda.

- Ya ordené. ¿Quieres algo para comer?

¿Esto es en serio? Él no podía ser tan hipócrita y bipolar. No, no quiero nada para comer, grosero.

***

Suspiré pesadamente cuando Jimin se estacionó al frente de su casa. No habíamos intercambiado casi palabras desde el restaurante, que fue cuando peleamos otra vez. Esa pelea si estuvo pasada, por las palabras que dijo Jimin. No quería pedir nada, luego él se enojó, cuando por fin pedí algo se volvió a enojar, aunque aún no entiendo bien por qué. Me dijo que me estaba comportando como una perra, bla bla. Le contesté que yo siempre me comportaba como una, ignorando por completo sus estúpidas palabras. Me bajé del carro, seguida de él. Abrió la puerta de su casa para encontrarse con un desierto. No había nadie. Tomé mis cosas, -aún callada- y encendí mi celular. Tenía un montón de mensajes por responder. Suspiré pesadamente. Caminé hacia la puerta y Jimin la abrió.

- Adiós. – dije bajito. Ya estaba cansada de todo, y lo único que quería hacer era echarme a dormir.

- Bye, ____. – murmuró callado, también. Bajó su cabeza y yo subí la mía, para encontrarme con un beso en mis labios. Se alejó y lamió los suyos con cierto nerviosismo. – Lamento haber sido un patán hoy.

- Y yo haberme comportado como una perra. – dije aún algo tonta y confundida. ¿Por qué me había besado? Me encogí de hombros mentalmente. Tenía mayores cosas de las que preocuparme. Me puse mis lentes de sol Giorgio Armani, -que con tanto esfuerzo le había rogado a mamá que me los comprara, que son como más grandes que mi cara- y caminé para afuera luego de esbozar una cansada y tímida sonrisa.

Me monté al carro, dirigiéndome a mi casa.

Oh Dios, se acerca el infierno en vida. Espero que mi mamá aún me crea ése cuento de que la amo.

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