Capítulo 25

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And for the second time in my life... I cried because of a boy .

Cerré el teléfono rápidamente. Estaba en un buen estado de trance, o al menos eso parecía. Okay, habían varias opciones para esto.

Jimin se droga.
Descarté por completo esa, ya que los drogadictos tienen una específica manera de comportarse, o algo así vi en un programa de televisión. También sé que se ponen violentos, tiran y arrojan cosas y que también tienen problemas de ira. Siguiente opción.

1. Jimin se droga.
Es narcotraficante.

¿Narcotraficante? ¿Pero no se supone que los narcos tienen como mucho dinero o algo así? Digo, no es que esté juzgando a Jimin. Es que no me cabía en la mente. Además, no he visto que le hagan llamadas extrañas, ni que falte demasiado a la escuela... no lo sé. Él es el típico bad boy, así que no sabría decir. Pero, lo dudo bastante. Él no es tan *beep*... ¿o sí?

Escuché pasos, que hicieron que guardara la cosa en la chaqueta. Literalmente, estaba temblando y tenía ganas de llorar, aunque no sabía muy bien por qué. Me sentía traicionada de alguna u otra forma. Volví a acomodar la chaqueta con paranoia, un segundo antes de que Jimin entrara al Den. Mi sangre comenzó a calentarse y el sentimiento de tristeza fue reemplazado con enojo.

Jimin entró y dedicándome su mirada, caminó hacia mí, rodeándome con sus brazos y depositando un beso en mi frente.

¿EN SERIO ERA TAN HIPÓCRITA? Jesús.

Me alejé de él como si tuviera la mismísima sarna. Una persona normal e inteligente, le diría amablemente que por favor desalojara la casa.

Pero como mi psicólogo dice que yo no soy normal...

- Adiós, Jimin. – me paré del sofá, y me apoyé en una mesita de madera.

- ¿Adiós? ¿Estás enojada? – preguntó actuando desconcertado. Wao, qué bien actuaba. Debería ser actor. Yei.

OH, VAMOS. No sé Jimin, ¿estarías enojado si encontraras droga en mi bolsillo? Sentí que unas lágrimas amenazaban con salir por la rabia.

- Jimin, afuera. Ten tus libros... - canturreé triste mientras tomaba sus libros y se los acomodaba, para entregárselos en la mano. – Terminaremos el trabajo por separado, o después veremos.

- ¡Pero quién te entiende! – rugió. – Si me explicas por qué te enojaste, tal vez...

- ¡No tengo que darte explicaciones! – le interrumpí. – Sólo, vete.

- Lo que sea. – murmuró cabreado. Cogió su chaqueta y lo miré con asco. – Después no te pongas a llorar porque tienes pesadillas y me necesitas ahí contigo. – terminó de recoger sus cosas de mala gana y caminó hacia la puerta.

Oh no, no lo dijo.

- Vete a la ****, y eso que pensé que eras diferente.

- ¡Lo soy! Lo que pasa es que eres una loca bipolar que nunca me cuentas qué pasa.

Abrí la puerta de mi casa y le hice una seña con la mano.

- Feel free to go. – canturreé la canción de The Beatles. 'Siéntete libre de irte'.

Él salió, dándole un porrazo a la puerta. La tiró, haciendo que todo el sonido resonara por mi casa. Cerré los ojos y una lágrima silenciosa se escapó por mi mejilla derecha. Apreté los puños, cabreada y subí a mi cuarto con el fin de tirar todo.

Era la primera vez que lloraba por un hombre en años.


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