El día del aniversario de la fundación del pueblo llegó en un abrir y cerrar de ojos.
Mis padres, Ethan y yo nos tuvimos que parar muy temprano a organizar todo. Gracias a Dios, hubieron muchos voluntarios dispuestos a ayudarnos, así que terminamos más pronto de lo previsto.
El evento se celebró en la catedral del pueblo. Todos los habitantes se reunieron ahí, vestidos de color azul y blanco. Los colores del pueblo.
Iba llevando una cava pequeña con hielo y revisando mi teléfono cuando sentí un jalón del brazo. Choqué contra el pecho de alguien. A mi lado, pasó un chico con dos cajas en las mano, caminando apresuradamente.
Levanté la mirada y me encontré con la sonrisa divertida de Azael.
—Algún día te llevarás a alguien por delante, o alguien te llevará a ti — dijo.
—Bueno, no me preocupo. Tú estás aquí para salvarme.
—No voy a estar siempre, solecito —y por algún motivo, esas palabras no me gustaron.
—Ya, bueno. Gracias.
—No hay de qué —respondió, y miró lo que llevaba en las manos—. ¿Te ayudo? —ofreció.
—No pesa mucho, pero te lo agradecería que lo llevaras al puesto de bebidas.
—Vale.
—Tengo un par de cosas más que hacer. Nos vemos luego.
—Adiós.
Él se fue al puesto de bebidas y yo me fui en la dirección contraria. Hice unos cuantos pendientes más que tenía, ayudé a Ethan con el equipo de sonido y luego fui libre.
—Mi vida, ¿dónde te habías metido? —preguntó Zoey nada más verme.
—Estuve haciendo cosas toda la mañana y no paré hasta ahora. Estoy muerta de hambre y de sed —respondí.
A diferencia de mí, Zoey era voluntaria para atender los puestos de comida, los cuales tenían turnos.
—Bueno, en unos cinco minutos me toca relevar a una chica de un puesto. Si quieres, me puedes acompañar y yo te atiendo de primera.
—Te lo agradecería. Esas colas en los puestos son infinitas.
—Vamos —me tomó del brazo y empezamos a caminar juntas.
—¿Y los demás? —pregunté, mirando todo a mi alrededor.
—Landon está con los del equipo de fútbol, Kilian está en uno de los puestos y no sé dónde anda Azael.
—Ya.
—Levanta ese ánimo, vida.
—Cuando coma algo —contesté.
Llegamos al puesto y la chica que estaba atendiendo se quitó el delantal y se lo pasó a Zoey. Ella me pasó una hamburguesa de queso y un vaso con Coca-Cola. Tomé mi comida y me dispuse a caminar por ahí.
Vi a Kilian atendiendo uno de los puestos de bebidas y él me saludó brevemente. Se veía tranquilo, y feliz. Luego me encontré con Azael.
—Mira esto —me extendió un folleto.
—Sostén aquí, por favor —le pasé mi hamburguesa por la mitad y él la agarró con el ceño fruncido.
Le quité el papel de la mano y lo leí: se trataba de una recolección de fondos y voluntarios para un orfanato. Pero no era cualquier orfanato, no, era él orfanato de donde salimos Azael, Ethan y yo.
—¿Y? —instó el castaño.
—¿Tú te quieres apuntar al voluntariado? —le pregunté, mirándolo a la cara.
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VIENEN Y VAN
JugendliteraturLas personas vienen y van en nuestras vidas. Algunas vienen y van. Y vuelven a venir. Y se vuelven a ir. Hasta volverse continuo. Supongo que Azael era una de esas.