Capítulo II (Yok)

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Golpeó el muñeco de entrenamiento con saña, centrándose en los puntos vitales que Grumpa les había enseñado. Anteriormente, había tenido ciertos problemas para localizar el hígado y los riñones, pero debido a la exhaustiva práctica que había estado desarrollando en el último mes, sus golpes eran más certeros que nunca. Su cuerpo también había cambiado en el último mes, fortaleciendo sus músculos debido al alto ejercicio que ejecutaba.

Sean y White lo miraban preocupados, aunque al menos se alegraban de que Yok hubiera empezado a alimentarse con mayor frecuencia, dado que, tras la muerte de Black y Grumpa, el muchacho se había negado a comer durante días, llegando hasta el punto de desfallecer en mitad de una clase. El chico era de constitución especialmente delgada y era bastante alto, por lo que los pocos días que había estado sin ingerir alimento alguno habían causado mella en su organismo, habiéndole inyectado directamente desde el mismo hospital suero para evitar la deshidratación que estaba experimentando.

No era el único que padecía la pérdida de los miembros del grupo, pero sí era quien peor lo llevaba. Todos habían amado a Grumpa, considerándolo como a un hermano mayor o incluso la figura paterna de la que carecían. En cuanto a Black, a pesar de que su personalidad era complicada, la influencia que había tenido en el grupo de amigos había provocado que se ganara su estima, y era especialmente dolorosa para White ya que, al fin y al cabo, era su propio hermano gemelo.

Sin embargo, Yok parecía ser quien tenía mayores dificultades para lidiar con la pérdida de dos de sus queridos amigos, a causa de que se culpabilizaba de lo que había ocurrido. Y, de hecho, Sean lo había sentido de la misma manera. Él mismo le había advertido en su momento que introducir a un policía en el equipo era un error, sabiendo que finalmente les traicionaría. Él se había negado a integrarlo, pero no le habían hecho caso y ahora se encontraban con dos de sus amigos muertos.

Y la culpa de todo se debía a que Yok se había enamorado de la persona equivocada.

O al menos, ése era el pensamiento que atormentaba a Yok chico cada día.

—No le digas nada —le había dicho White a su novio tras el funeral de los chicos.

— ¿Cómo no puedes estar cabreado? ¡Black era tu hermano! —le espetó Sean.

White observó a Yok.

El chico se había apartado de todos los asistentes. A pesar de su altura, parecía una figura menuda, vestido de negro y con la capucha de su sudadera que le cubría parcialmente el rostro. Fumaba un cigarrillo mientras jugaba con sus pies, moviéndose tambaleante como si hubiera bebido en exceso. La escasa superficie de cara que resultaba visible estaba manchada de negro, por lo que suponían que había estado pasando la noche en vela de nuevo dibujando a carboncillo en el taller de Grumpa, posiblemente alternándolo con las bebidas alcohólicas de las que nunca antes de lo ocurrido había empezado a abusar.

Él mismo se había aislado de los presentes, como si no se mereciera formar parte del grupo. Al menos entre Sean, Gram y White habían podido ayudarse a lidiar con el duelo mutuamente; sin embargo, Yok había sido el primero en alejarse de sus amigos cuando todo sucedió. El joven les había confesado que sabía que era culpa suya y que no se merecía estar más con ellos, por lo que había decidido que no volvería al taller más que por las noches, cuando ninguno de ellos se encontrara en él.

—Míralo, Sean —lo había señalado White con la cabeza—. Nada de lo que puedas decirle será peor de lo que hay en su cabeza —hizo una mueca y torció su boca—. Me atrevería a decir que incluso lo escucha en bucle.

Con el tiempo, tanto White, Sean y Gram se habían ido aproximando a Yok, especialmente cuando su desfallecimiento tuvo lugar por la deshidratación que había experimentado al no alimentarse. No ocurría cada día que una ambulancia se desplazara al campus universitario, por lo que los chicos se preocuparon por el estado de su todavía amigo y poco a poco su relación había ido mejorando. Incluso el propio Yok parecía empezar a recuperar progresivamente su personalidad dicharachera, bromista e inocente que tanto frescor había aportado al grupo.

It's not the goodbye that hurts, but the flashbacks that follow (YokLongtae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora