No sabría decir qué lo había despertado antes, si el dolor punzante en la cabeza, aderezado con el estómago revuelto, o la luz penetrante de la mañana que atravesaba el gran ventanal de un dormitorio que no se correspondía con el suyo propio. Se sentía tan confuso acerca de sus últimas horas antes de caer dormido, que la agitación estaba empeorando su situación estomacal. No obstante, el sosegado ritmo respiratorio del chico que dormitaba a su lado apaciguó su alteración, enfocando su atención en la figura masculina que se encontraba tan cerca de la suya.
Longtae permanecía con los ojos cerrados, ajeno a la revolución que Yok estaba experimentando. Una de sus manos se encontraba cerca del puente de su nariz y la observó descender unos milímetros para frotarse contra la punta de su nariz. Longtae arrugó la nariz, señalando el picor del que pretendía liberarse entre sueños. Desde su perspectiva, podía ver que el chico vestía un pijama completo, mientras que el artista se había despertado con tan sólo unos pantalones que se le habían arremangado hasta las rodillas. Levantó la sábana para asegurarse del estado del chico, encontrándolo tan vestido en su mitad inferior como lo estaba en la superior.
La posición entre lateral y bocabajo de Longtae le permitía a Yok conservar una panorámica perfecta del trasero de su dócil acompañante, por lo que se obligó a frotarse la frente con la palma de la mano para alejar ciertos pensamientos de su cabeza que resultarían del todo inapropiados.
Volvió a cubrir el cuerpo mientras intentaba recordar lo ocurrido anoche, ya que algunas imágenes volvían a él, siendo inconexas entre sí, por lo que debía esforzarse para encontrar el hilo conector y completar los vacíos que se habían creado por la resaca que lo estaba torturando.
Giró su cabeza y encontró un vaso de agua con una caja de analgésicos en su mesita de noche, tomándose una pastilla sin pensarlo, puesto que necesitaba mitigar el dolor para que su cerebro volviera a ser funcional.
Recordaba su encuentro con Dan, para su desgracia, dado que hubiera preferido olvidarlo. Aquel era el recuerdo más nítido que tenía de la noche anterior, ya que apenas había bebido en aquel momento. Esperaba que, al menos, hubiera conseguido que sus caminos no volvieran a cruzarse en el futuro, dado que resultaba bastante complicado sobrevivir a lo ocurrido si el policía seguía empecinado en formar parte de su vida de alguna extraña manera.
Aquello era nuevo, dado que era la primera vez que Yok realmente deseaba superarlo en vez de fustigarse más por ello; no sólo por Longtae, sino por él mismo.
También recordaba haber entrado en el local de nuevo tras su conversación, beber en exceso y desaparecer del lugar para terminar paseando por unas calles desconocidas. No podía recordar el trayecto, ni tampoco los lugares por los que había estado paseando, pero el eco de una llamada a Longtae a altas horas de la noche se presentaba fresco.
Y, progresivamente, el resto de sus recuerdos empezaron a asfixiarle con la vergüenza extrema, sabiendo que se había mostrado patético ante un chico que había sido capaz de salir en plena noche a buscarlo, aceptando su humor desequilibrado y su caos mental, recopilando cada uno de los pequeños pedazos en los que se había convertido para intentar pegarlos de nuevo.
Suspiró cuando volvió a fijarse en la calma que transmitía. Su mano se movió hasta los mechones que descansaban sobre su frente, revoloteando sutilmente por las inspiraciones y expiraciones del chico. Peinó los cabellos rebeldes con ternura, sintiendo al chico presionarse más contra la palma de su mano, ansiado de mayor intensidad en el contacto.
—Buenos días —susurró sin todavía abrir los ojos.
— ¿Te desperté? —preguntó Yok, retirando la mano de inmediato.
Longtae emitió un mohín mientras gemía de frustración, buscando a tientas la mano de Yok para volver a colocarlo sobre su cabeza, transformando su frustración en una sonrisa pletórica.
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It's not the goodbye that hurts, but the flashbacks that follow (YokLongtae)
FanfictionLongtae acarrea varios problemas. Por un lado, sufre una crisis de creatividad, y cree que por ello debe cambiar sus estudios y abandonar la carrera de literatura que tanto le gustaba. Por otro lado, hace cinco años que su padre empezó a perderse en...