1:¡bienvenidos!

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Un día soleado, los pájaros cantan, el tránsito en las calles, un día como cuaquier otro.

Siendo las seis y media de la mañana, un día lunes, apestaba... Pero no tenía otra opción más que levantarme e ir a trabajar.

Me duché con agua caliente, despertarme y relajarme al mismo tiempo, lo hago seguido.

El vapor del agua me daba un sentimiento de paz que ni yo mismo puedo describir bien del todo. Ahora que lo pienso... ¿Como fue que empezé a hacerlo? Hmm... no importa.

Luego de esa calmada ducha, llegó el momento de salir de esa agua que de tanta paz me llenaba el alma.
Salí de la ducha y me sequé, me vestí y salí.

Todos los días iguales, son una pesadilla.

Y esta es mi rutina diaria, despertarme, arreglarme y salir a exclavisarme en una oficina por todo el día, de las seis de la mañana hasta las ocho de la noche y a veces incluso más tiempo... Esto apesta.

Salí de mi casa sin siquiera desayunar y me dirigí al trabajo de cada día.
Pero desde hace ya casi dos meses, hay algo diferente que me motiva a ir y a seguir participando de aquel agotador trabajo y no renunciar para vivir la vida de vagabundo más interesante.

Se trata del nuevo, Argentina, el sujeto que me completó desde que llegó.

No sé como lo hizo, pero desde el primer día que lo ví... Mi vacío se llenó. Ahora solo con tener su presencia dentro del edificio de trabajo me siento bien.

Voy a admitirlo, es muy pronto como para que me encariñe tanto con él... pero no me importa, yo... lo quiero.

Él trabaja en el mismo piso que yo y tomamos el mismo ascensor, así que apesar de que casi no hablamos, si nos vemos mucho, y eso me gusta.

Cuando subí al ascensor, como siempre, él estaba allí, me paré a su lado.

--Hola, Argen, ¿cómo estás?--lo saludé al subir.

Despegó la vista de su teléfono, me miró y me sonrió.

--¿Cómo te va, USA?--me respondió el saludo--. Buenos días.

--Para tí igual--respondí.

Volvió a sonreirme dulcemente, oh, como amo esa sonrisa.

--Gracias.

En el resto de la subida, nos quedamos en silencio, pero solo con estar con él me conformaba.
Solo tener a ese ser tan perfecto a mi lado me llenaba de motivación y felicidad.

Ojalá tenerlo más cerca...

Solía permanecer mirandolo discretamente para no perturbar su paz, lo miraba de reojo, es más bajo que yo, y eso me facilita más mirarlo así. Si por mi fuera... Le daría los abrazos más tiernos y cariñosos del mundo.

Lastima que el ascensor llegó al piso 11 y ese momento con él acabó... Desearía poder hablarle más y que no sea solo por trabajo.

Aunque diciendo verdad, conmigo es el único que habla, con el resto no diáloga, y es me agrada, me dá más posibilidades y no debo preocuparme tanto.

O eso pensaba...

Luego de un par de horas, en un descanzo, pude verlo hablar con... México... eso me hirvió la sangre...

¿Quien se crée ese mexicano para hablarle? No lo quiero cerca...
Espera...

--Hey, USA, él es México, mi medio hermano, Méx, él es USA, creo que el único al que puedo llamar amigo acá--nos presentó.

Obsessed With You // UsargDonde viven las historias. Descúbrelo ahora