26. Dime más

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En la mañana había despertado sola en mi cama, Elizabeth y Bennet en su cama, Natalie había regresado a su habitación en un punto de la noche, pero antes de que llegaran del bar ya que no recordaba que mi mejor amiga hubiera entrado a la habitación.

Tomé una de las almohadas de mi cama y la arrojé en dirección a la rubia, fallando el primer tiro y  golpeando el armario, pero dando a mi amiga en la cabeza con el segundo tiro. La chica levantó la cabeza con pesadez y el cabello alborotado cubriéndole la cabeza por completo. Murmullo en par de cosas que no alcance a escuchar desde donde estaba.

-¡Elizabeth! -grité en un susurro tratando de no despertar al chico.

-¿Qué quieres? -preguntó ocultándose entre las sabanas.

Me levante de mi cama y caminé hasta la suya, dejándome caer sobre la silueta de mi amiga, haciéndola gritar maldiciones y despertando a Bennet aunque este volvió a dormir.

-¿Te divertiste?

-Mucho...

-¿Hubo algún chico guapo? -pregunté sabiendo que eso llamaría su atención.

La chica se destapó la cara y reveló su gran sonrisa, -y bailé con dos de ellos.

-¿Enserio?, ¡Cuéntame más!

Su semblante volvió a ser serio.

-¿Qué pasó entre Dean y tú?

-Nada importante. -Mentí.

-Tú sólo te interesas por estás situaciones cuando estás soltera y ayer Dean tenía un humor de perros; así que suelta ya, dime que pasó.

Resoplé frunciendo el ceño, amaba que me conociera tan bien pero a veces dificultaba ocultar las cosas. Se que es algo bueno que sepan como están aunque tu no lo digas, pero a veces preferiría que fuera algo que solo yo supiera.

-Besó a otra chica... a Dani -dije mordiéndome el labio.

-Eso es todo.

La chica se levantó de su cama y buscó sus zapatos en el suelo de la habitación.

-¿Qué haces? -la miré con sospecha.

-Voy a golpear a esa chica.

Reí.

Me miró llena de sorpresa mientras yo seguía riendo ante su reacción, no era algo para lo que reírse pero cuando uno está triste busca cualquier razón para reír.

-¿De qué te ríes? -preguntó con brusquedad.

-De nada, es sólo que es un poco divertido imaginarte golpeándola -confesé aún entre risas.

-Lo se, muy divertido... -la expresión de mi amiga se volvió una sonrisa malvada que hizo que mi risa se detuviera.

La chica aprovechó para inspeccionar mi rostro pero lo mantuve tan inexpresivo como pude para que le fuera más difícil de leer lo que estaba pasado en mi mente en esos momentos.

-Dime como te sientes en realidad.

-Ya te dije la verdad -respondí a secas.

-No me hagas despertar a Bennet... -amenazó la chica-, recuerda que la última vez lloró porque no le querías decir la verdad.

Golpeé un pie contra el suelo como niña pequeña que hace berrinche.

-No es justo y lo sabes, -la apunté con mi dedo indice.

-Di la verdad entonces.

Agaché la cabeza y pensé, aún no entendía del todo lo que sentía. Mi cabeza era un desastre en el cual solo se distinguían la foto de la noche anterior, su "lo se" y que quería comer. Eso último casi siempre estaba rondando mi cabeza así que no era muy difícil de entender.

Del odio al amor hay un solo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora