9. Las cosas comienzan a complicarse

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Los días estaban pasando normales, Elizzabeth venía a la casa y hasta Bennet de vez en cuando, creo que estaba empezando a agarrar confianza, tanto el hacia a mi como yo a el.

-¿Verdad o reto? -preguntó Elizabeth.

Era de noche y estábamos en mi casa, ella, Bennet, mi hermano, Natalie, Dean y yo. No sabía exactamente como había salido todo eso pero estaba divirtiéndome, eran las ocho de la noche y estábamos a unos minutos de ir a una fiesta todos juntos, llevábamos cerca de media hora jugando a esto.

-Verdad -contestó mi hermano.

-Dinos la cosa más vergonzosa que sepas acerca de Emily.

En ese momento supe que sería buena hora para dejar de jugar, -creo que será mejor que ya nos vayamos a la fiesta.

-¡De ninguna manera! -gritó Dean- ¡Yo quiero saber eso!

-Pero se nos hará muy tarde para la fiesta.

-Vamos, Em, les puedo contar y después nos vamos a la fiesta.

Todos corearon "si" repetidas veces hasta que accedí. Me preguntaba ¿qué historia les contaría mi hermano?, estaba la vez que me quedé dormida en una biblioteca y babeé todo el libro, cuando por error casi robo a un niño en un centro comercial, cuando perdí el brasiere en una alberca pública... Estaba preocupada.

-Fue una vez cuando ella tenía nueve años... -esa historia no, cualquiera menos esa- en ese entonces teníamos un niñero, el tenía 17 años. Y la pequeña Emily tenía un extraño enamoramiento en el.

-Eso no es cierto... -murmuré en mi defensa.

-La pequeña Emily siempre pedía que Thom, nuestro niñero, la acompañara a todos lados, estuviera en sus cumpleaños... -Ahí va la peor parte- y un día de San Valentín, mi hermanita le dio una carta de amor donde le contaba todo lo que sentía por el... -Sonrió maliciosamente-  se la leyó en voz alta, las mejores tres cuartillas de la historia. Thom le contó a nuestros padres de la carta y el decidió irse. Eso dejó a Emily devastada, y yo... Aún conservo la carta.

-¿Qué? -pregunté llena de incredulidad.

-Bien, es hora de irnos -mi hermano se paró y todos juntos después de ello.

-Aww, Emily, eso es tan dulce -se burló Dean.

-Cállate Dean, ¿recuerdas a Donna? -le dijo Natt despertando mi curiosidad.

-Nadie necesita saber eso...

-Yo si -dije.

-Otro día te la cuento Em -me respondió la prometida de mi hermano.

-Matt, ¿después me podrías dar una copia de esa carta? 

-Claro, Elizabeth.

***

La fiesta era en una casa muy grande, lo suficiente como para que entraran cerca de 500 jóvenes repartidos dentro de la casa y en el jardín. Casi toda la escuela asistiría a la escuela, incluyendo a otros como mi hermano y Natalie que alguna vez fueron a esa escuela y su popularidad sigue presente.

Todos estábamos disfrutando de la fiesta, yo solo había bebido un poco, aunque no puedo decir nada de los demás quienes ya estaban muy borrachos, a escepción de Bennet quien había prometido ayudarme a cuidar de todos los borrachos; claro que no los íbamos a estar siguiendo toda la noche, solo cuidaríamos que llegaran a salvo a casa.

Pero fue al rededor de las diez de la noche que nos dimos cuenta que debimos quedarnos en casa. Frente a nosotros estaban David y Connor.

-Hola -dijo mi ex. Dolió pensar eso.

Del odio al amor hay un solo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora