22. Montar la ola

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-...Soy Dani Carthwright.

Me quedé helada en mi lugar con la boca entre abierta. Sentía la mano de Dean tiesa sobre mi hombro e incluso sentía que Alex estaba estática, lo sabía porque aún no había dicho ningún comentario bromista.

Me compuse para sonreír lo mejor que pude, -Emily...

-Aston... lo sé, - dejó de sonreír para tener una cara seria en la cual se marcaban algunas arrugas en el entrecejo-. Todos conocen a la princesa del colegio Sonding.

-No estaba al tanto de ese título -respondí.

-Tampoco yo así que puedes relajarte -Alex dijo desde atrás.

Giré para dirigirle un gesto de fastidio al cual respondió alzando ambas manos en el aire.

-Todas las chicas menores te idolizan, todos los chicos del colegio Barnabas te idolatran, -se cruzó de brazos frente a mi-. Creo que es tiempo de que pierdas la corona.

Pestañee repetidas veces, -sigo sin entender muy bien lo que dices. Ya ni siquiera soy alumna del colegio Sonding.

-Pero tampoco eres estudiante universitaria aún y no planeo dejarte ir tan victoriosa.

Se dio la vuelta con descaro y caminó hasta perderse de nuestra vista.

El número de personas en la playa comenzaba a aumentar notoriamente, entre ellos reconocía a algunos miembros del personal del hotel; había un par de personas que se veían como en las películas, con su falda y flores, las mujeres con cocos en los pechos.

-Esa chica tiene un carácter impresionante... -Alex se había vuelto a recostar en su toalla con sus lentes oscuros-, me recuerda un poco a mi solo que yo no siento envidia por nadie.

-Ya veo... -me crucé de brazos con el ceño fruncido.

-No te sientes amenazada por ella, ¿o sí? -me preguntó Dean con una sonrisa ladeada.

Bufé descruzando mis brazos, antes de que pudiera responder Elizabeth llegó por mi espalda con el cabello ligeramente mojado, a su lado Hulama.

-Acabo de ver a la perra irse, ¿qué ocurrió?

Alex le contó palabra a palabra lo que la otra chica había dicho, aumentando algunas cosas que seguramente también quería decir y esta era su mejor oportunidad para hacerlo.

-Con menos insultos, pero básicamente eso fue lo que dijo -el castaño mantenía su brazo rodeándome.

-¿Y ustedes por qué están tan mojados? -pregunté tomando un mechón de su rubio cabello.

Me miró con obviedad y señaló al mar a lo que asentí sintiéndome un poco tonta.

-Cierto...

En ese momento vi pasar a un chico en una tabla que hacía trucos que en verdad llamaban mucho la atención y me hizo pensar por un momento que era el mejor de la playa hasta que apareció justo detrás de él, una chica que hacia acrobacias igual de impresionantes. Parecían estar compitiendo para ver quien era el mejor.

-Ellos de verdad les gusta lucirse. -Hulama observaba con atención cada uno de sus movimientos.

Poco a poco se fueron uniendo más personas a la escena, entre ellas Akuma con Bennet temblando en la parte de enfrente de su tabla y mi hermano siguiéndolos de cerca tratando de mantenerse de pie sobre la tabla.

Llamó mi atención que no había visto a Natalie desde hace rato por lo que me alejé del lugar en su busca, mientras que el resto seguían viendo con atención.

Del odio al amor hay un solo veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora