CAPÍTULO 7

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*Narra Agatha

A la mañana siguiente me desperté alrededor de las 8 de la mañana y fui al pasillo porque oí voces… Eran María y Carlos.

— ¿Y qué pasará si nos ponen a todos en peligro? - le preguntó María a Carlos.

— Eso no pasará, ni siquiera sabemos verdaderamente de quién huye Patrick,ni si de ese sujeto sabe que estamos relacionados con el - respondió Carlos.

— Está bien mi amor, confío en ti - dijo María mientras veía a Carlos a los ojos y él besaba su mano.

Sentí la mano de Patrick en mi hombro y volteé a verlo.

— ¿Ocurre algo? - me pregunto Patrick.

— Creo que estamos poniendo muchas personas en riesgo solo por nuestros errores Patrick, y no estoy dispuesta a cargar con la culpa de uno o varios muertos que solo intentaron ayudar - contesté.

— Yo he intentado mantener a todo lo más lejos posible de ti y aún más de mí, pero si ellos deciden intervenir y apoyarnos no los voy a rechazar … Nos dan más posibilidades de sobrevivir - respondió Patrick.

— ¿Y si terminamos muertos todos? —le pregunté con tristeza.

— Todos sabemos que es una posibilidad Agatha, pero se hace lo que sea para cuidar de nuestra familia y ahora nosotros somos una familia: Carlos, María, Jeremy, Connor, Patricia, tú y yo - respondió.

— Mmmm… Y supongo que estás más que feliz que Carlos y María nos den asilo en su casa, sobre todo por la presencia de Dolores. — respondí enojada y con sarcasmo

Patrick me miró extrañado y se carcajeó.

— ¿Cómo te enteraste de lo que pasó entre Dolores y yo? - preguntó.

—Pues, además de que los ruidos que provocaste en ella toda la noche se escucharon por toda la casa, hace rato vi a Dolores salir sigilosamente de tu cuarto intentando no llamar la atención de María y Carlos, seguramente para evitarse los reproches que le dirían y cuando ella y yo nos cruzamos, ella me dijo que solo “recordaron viejos tiempos” - sentí como mis mejillas volvían enrojecer por los celos y Patrick se rio.

— ¿Estás celosa de que me acosté con Dolores, solo recordábamos viejos tiempos, señorita Mayra Hederson? - pregunto Patrick, nuevamente bastante entretenido con la idea de provocarme celos.

— Solo me parece que no estás dándole la seriedad que deberías a nuestro problema, si lo hicieras no tendrías tiempo, ni interés como para metértele entre las piernas a Dolores.

Al terminar esa oración bajé a desayunar, me senté en el comedor junto a Carlos y Patrick se sentó enfrente de mí (y al lado de Dolores, lo cual aumentó mi molestia), y él me miró durante todo el desayuno.

— ¿Y cuánto tiempo más nos van a acompañar tú y Agatha, mi querido Patrick? - preguntó María con amabilidad.

— Mañana nos vamos María, ya hoy quedan los últimos detalles al lugar en el que vamos a vivir - respondió Patrick.

— Bueno… Ojalá puedan regresar pronto, ya saben que están en su casa.

— Gracias María - respondimos al unísono Patrick y yo.

—.—.—.-

*Narra Patrick

Después de desayunar, la pareja de anfitriones dijo que iría al centro comercial a dar un paseo y compras y Agatha quiso acompañarlos para poder distraerse, así que yo también fui para poder cuidarla, mientras qué Dolores dijo que ella estaría en su cuarto.

Al llegar al centro comercial, Carlos se dirigió a un bar alegando que se reuniría con un socio para hacer negocios, mientras María, Agatha y yo entramos a las tiendas para que ellas pudieran comprar lo que más les gustará.

Mientras ellas dos estaban en una tienda probando la ropa, a mí me llamó la atención una tienda de joyería que estaba justo enfrente de mí, así que dejé a uno de los custodios con ella mientras yo iba a ver las joyas.

Me le quedé viendo fijamente a un juego de joyería que constaba de una gargantilla, un par de aretes y un anillo de zafiros con incrustaciones de diamantes e imaginé a Agatha usándolo y se veía hermosa.

Después de comprar las joyas, regresé de nuevo a donde estaban las chicas y no pude evitar sonreír por un momento al ver a Agatha tan feliz junto a María de compras.

Quién sabe cuánto tiempo tendría sin hacerlo con sus amigas desde que la metí en este problema y, me alegraba saber que podía tener un rato de normalidad, aun estando dentro de mi mundo.

María trataba de convencer a Agatha de que se probara un hermoso vestido dorado, ceñido y largo porque María decía que con las curvas que posee Agatha se le vería precioso y sensual.

Después de unos cuantos minutos debatiendo, María logró convencer a Agatha y fue al vestidor para probarse el vestido. Yo me encontraba junto a María afuera del vestidor en el que estaba Agatha y unos minutos después la puerta se abrió y pude ver a Agatha con el precioso vestido puesto y no pude controlar una erección que me hizo sentir apenado e intenté cubrir al instante con la bolsa en la que venía el juego de joyería.

Agatha estaba apenada e intentaba cubrirse, mientras caminaba a una plataforma que tenía tres espejos (a los lados y enfrente), decía que ese vestido estaba muy por fuera de lo que ella acostumbraba usar y que no sentía que ese tipo de vestidos fueran un buen estilo para ella.

Creía que no tenía un cuerpo lo suficientemente bueno para lucir ese tipo de vestidos.

— Creo que mejor me llevaré el otro vestido— dijo Agatha.

— Pero luces hermosas … ¿No lo crees Patrick? - Me preguntó María.

— Es verdad, luces hermosas - dije mientras la veía y ponía la bolsa de las joyas a la altura de mis partes nobles para evitar que alguien se diera cuenta de la erección que tenía por haber visto a Agatha.

—No se diga más … No lo llevamos - mencionó María, sacándome de los pensamientos sexosos que estaba teniendo justo en ese momento por ver a Agatha vestida de esa manera.

—Okay María, iré a cambiarme para que podamos irnos - dijo Agatha un poco avergonzada, pero resignada a que María había decidido que ese vestido estaría perfecto para la cena de esta noche, ya que sería nuestra cena de despedida antes de irnos al lugar que tenía planeado para seguirnos resguardando.

Salimos de la tienda y junto con los escoltas, nos dirigimos al estacionamiento para regresar a la casa y poder alistarnos con tiempo para la cena de esta noche, porque, María dijo que se había esforzado enormemente para que esta última noche fuera muy especial para todos y que debíamos arreglarnos como si fuera una fiesta de etiqueta.

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Llegamos a la casa y María ordenó que subieran las bolsas de las cosas que habían comprado a su habitación y a la habitación de Agatha para que pudieran arreglarse.

— Y tú no tienes nada de que preocuparte Patrick, hoy en la mañana ordené que fueran a buscarte un traje de tu talla para que tú también estés elegante para la cena de esta noche.

— Muchas gracias María.

— De nada querido amigo, ahora es momento de subir a nuestras habitaciones para arreglarnos y nos veremos en el comedor en dos horas para la cena.

En cuanto entré cerré la puerta con seguro y me metí al baño para poder desnudarme; ya que con mi erección, sentía como mi ropa interior y el pantalón me estaban apretando demasiado.

Me metí a la regadera y mientras sentía como el agua fría se deslizaba por mi cabello hasta mis pies me repetía a mí mismo que no podía volver a tener el tipo de pensamientos con Agatha.

Ya  había arruinado su vida lo suficiente desde el día en el que decidí refugiarme en su casa, que involucrarme con ella de una manera sexual o amorosa sería aún más peligroso, porque podría terminar de arruinarle la vida o podría provocar que la mataran.

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