Dime quién te hizo esto

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¡Ahí estás~!

Lisa chilló emocionada al verme entrar por la puerta.
Escuché que la conversación de la película había cesado, así que ella la detuvo

Me quedé dándole la espalda, pero pude sentir como sus pies descalzos corrían contra el suelo.
Tuve que morder suavemente mi labio para no sonreír, este me dolía en exceso.

¿Estás bien~? —Sentí sus brazos rodear mi cintura por detrás. —Estás muy callada, usualmente llegas a casa y hablas de tu día sin parar —Soltó una risa y me hizo cosquillas, pero se separó al escucharme gemir de dolor. —¿Q-qué sucede?

Nada —Traté de sonar lo más normal que pude, pero incluso yo misma noté la diferencia.

Ella me tomó de la cintura, tratando de girar mi cuerpo pero no la dejé.
Ella es mucho más fuerte, así que fue difícil.
Pero cuando menos lo esperé, estaba frente a mi y pude ver como se preocupaba al ver mi rostro.

¿Qué te pasó?

N-nada, Lili-

¡Tienes el labio roto y estás llena de moretones en el rostro! —No quiso levantar la voz, pero la angustia era más fuerte.

Rápidamente recordó que hace unos instantes te habías quejado, así que con cuidado pero de forma inmediata te quitó el abrigo, quedando aún más sorprendida por los moretones y las heridas casi abiertas en tu cuerpo.

Así que nada —Musitó con rabia, pero en realidad estaba más que preocupada. —Dime quién te hizo esto

Me quedé en silencio un rato mirando mis pies como si estos fueran una obra de arte.
Sentí las manos de Lisa acariciar mi rostro, indicando que todo estaría bien.

Fueron unas chicas...

Suspiró pesadamente y me llevó a la cocina.
Me sentó en la encimera y quitó unas cuantas prendas de mi ropa.
Tomó hielo, cremas, toallas. Todo lo necesario para curarme.

Sostén esto aquí, princesa —Me quejé por el hielo en mis labios, pero asentí.

Rápidamente acarició mi cuerpo con cuidado, memorizando donde estaban los moretones.

Parece que mañana tendrás un ojo morado... —Suspiró con tristeza. —¿Qué fue lo que pasó?

Me quedé en silencio, no quería hablar de eso.
Tomó un mechón de cabello para ponerlo tras mi oreja, pero sus dedos chocaron con mi mejilla, haciendo que retroceda con dolor.

L-lo siento —Se disculpó. —No era mi intención

Simplemente asentí, dejando que el silencio gobernara.
Sentía su mirada sobre mi, recorriendo cada rincón de mi cuerpo.
Su mirada se apagaba cada que veía los moretones, su labio inferior temblaba.

Escuché a unas chicas diciendo cosas feas de ti... cosas horribles —Hablé suavemente, pero su ceño fruncido me asustó. —¡Yo no las lastimé! L-lo juro, solo quise defenderte y--

No debiste hacer eso —Tomó mis manos preocupada. —No pienses que estoy molesta... —Habló al ver mi rostro, casi leyendo mis pensamientos. —Aprecio que me des mi lugar, pero no es justo que pagues este precio —Negó conteniendo las lágrimas. —No quiero que te lastimes para que yo esté bien —Acarició mis mejillas con cariño. —Sus palabras ya no me afectan como antes, ahora tengo una chica que me hace feliz y que me mantiene a salvo —Rodeó mi cintura con suavidad. —Te amo, y no me gusta verte así

Lo siento...

Sé que te importo, y eso me hace feliz —Sonrió. —Pero me hace más feliz saber que estás a salvo sin la mitad de tu cuerpo cubierto de sangre y moretones

Asentí lentamente, cerrando los ojos ante las caricias de sus manos por mi cuerpo.
Me incliné y la abracé, quejándome casi al instante por la fuerza con la que me devolvió el abrazo.

Mierda, lo siento, lo siento —Se disculpó rápidamente.

No te preocupes... —Sonreí un poco, escondiendo mi rostro en su cuello. —Vale la pena aguantar el dolor si eso significa estar entre tus brazos

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