Pelea (2/2)

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Lisa no esperó ni un segundo para correr por el pasillo hacia la habitación para poder arreglar todo lo que pasó hace un instante.
Su corazón latía como nunca tan pronto se dio cuenta de lo mal que habló.
Pero, aunque su corazón doliera, sabía que no estaba peor que el de la dueña de aquel llanto al otro lado de la puerta.

Levantó la mano para tocar la puerta pero lentamente comenzó a bajarla antes de emitir algún sonido.
Cerró sus ojos con fuerza y dejó salir un pesado suspiro.
Se sentó en el suelo y enredó sus dedos en su cabello mientras pensaba qué decir.

Pero tan solo un par de minutos luego, antes de que ella pudiera pensar por completo, la puerta de la habitación se abrió y ella giró su rostro.

Bebé, ¿podemos hablar? —Se levantó.

Quiero hablar yo primero pero necesito que en serio me escuches, Lalisa

Asintió y entramos a la habitación.
Se sentó en la cama esperando y yo pasé mis dedos por mi cabello ansiosa.

Lo que dijiste no solo fue grosero sino injusto; he sido tu mayor fan y tu consejera desde que nos conocimos —La miré. —Te amo y lo único que anhelo cada noche antes de irme a dormir, es poder verte logrando cada una de tus metas; sé que es dificil y que las cosas cambian de repente, pero no me puedes decir que debo ser más comprensiva cuando yo te he comprendido más de lo que tú a mi durante nuestra relación

Ella me miraba atenta.
Cada palabra que salía, miraba mis labios y mis ojos muy atenta.

Lo sé, tienes razón

Fue lo único que dijo y parecía lo más apropiado.
Aún tenía cosas por decir.

¡Encima me dices que soy una molestia? ¿Por qué merezco que me digas eso? ¿Porque fui honeste y te ayudé a recordar la cantidad de veces que debemos reprogramar algo? —Ella suspiró. —Tú sabes, Lisa... sabes lo mucho que me preocupo cuando siento que molesto a lo sque me rodean —Ella asintió. —Y sabes que lo único que siento por ti es amor, ¿por qué me dirías algo así?

Tuve un mal día y eso no es excusa; lo que dije fue por el estrés y porque estaba muy molesta conmigo por tener que decirte que debíamos reprogramar de nuevo

Abrió sus brazos para que me acercara.
Dudé unos instantes, pero me rendí.
Sabía que la necesitaba.

Me avergüenzo de cada palabra, tú eres mi mayor apoyo y la persona más comprensiva —Besó mi mejilla. —Eres maravilosa, siempre estás aquí y me comprendes aunque te duela que las cosas cambien a último minuto —Asentí. —No pude haber dicho cosa más estúpida que eso, no existe nadie más comprensivo que tú

Hago lo que puedo

Y eres increible

Lo sé —Ambas reímos y me abrazó con fuerza.

¿Aún te sientes cómoda para unas vacaciones? ¿O esta vez si lo arruiné?

Quiero ir, pero también quiero que me prometas no hablarme así de nuevo y nunca pelear frente a las chicas —Asintió. —Sé que ellas siempre nos ayudarán pero, a no ser que sea estrictamente necesario, las cosas son entre tú y yo

Lo prometo

Ahora, si quieres habla conmigo y dime lo que te tiene mal —Me giré para abrazar su cuello y sentarme encima.

Solo quiero acurrucarme contigo, eso me hará olvidar todo —Asentí. —En un par de horas, las chicas y yo hablaremos con el jefe

¿Y si no están de acuerdo? —La miré preocupada. —No creo que sea tan fácil como ir y decir que quieres irte de vacaciones con tu pareja

¿Y qué harán, cariño? —Arqueó una ceja con una sonrisa. —¿Despedir a Lalisa Manoban? 

Imagina Con LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora