La Serpiente en el Paraíso 🐍 Levi Ackerman

🐍 7. Seducción

[Más tarde]

[Oficina de Levi]

Tn se sentó sobre el escritorio y suspiró, dejándose caer hacia atrás con suavidad, recostándose en él. Levi se sobresaltó, y levantó una ceja mientras le daba un sorbo al té que ella acababa de traerle.

– Oi, ¿Qué crees que haces, mocosa?

– Fue un día agotador, Capitán.

– No es excusa para que te acuestes en mi escritorio. Bájate.

– No –rió, mirándolo.

– Tn...

– Me lo debe.

– ¿Ahh?

– ¡Estaba preocupada por usted! –reprochó, incorporándose.– Estaba tan cerca de Eren, siendo una situación así...

– Les dije que tenía un presentimiento.

– ¡No es excusa para preocuparme así!

– ¿Ah?

– ¿Qué haremos si le pasa algo?

– No seas tan dramática.

– Me debe una compensación –exigió, volteando en su dirección y bajando las piernas de la mesa.

– ¿Una qué?

– Por preocuparme así –se inclinó hacia él.

– ...Tch. No me dejarás en paz, ¿Cierto?

– ¡Nope! –rió.

– Por todos los... –suspiró.– Bien. ¿Qué quieres?

– Uhm... ¿Qué podría pedir...?

– Lo que sea, pero hazlo rápido antes de que me arrepienta.

– Uhm... ¿Qué tal un...?

– ¿...Un qué?

– ¿Beso?

– ¡¿Ah?!

– Por favor.

– Olvídalo, mocosa.

– ¡Capitán! –suplicó.

– No.

– No le pediré nada más. Jamás.

– ...

– Lo prometo.

– ...

– Y quedará entre nosotros solamente.

– ...Maldita sea... –suspiró.– ¡Bien! Pero te juro que si alguien más sabe de esto, o si vuelves a pedirme algo así de nuevo, te mataré como debí hacerlo ese día en la oficina de Erwin.

– ¡Trato hecho!

– ...Bien. Hazlo rápido.

– ¡Sí, mi Capitán!

La joven saltó del escritorio para bajar de él, se acercó más al mayor, y se sentó en su regazo a horcajadas, sobresaltándolo.

– O-Oi...

– No se preocupe, lo haré rápido –rió.

– ...

Tn esbozó una sonrisa de lado, juguetona, mientras peinaba un mechón de su cabello hacia detrás de su oreja, se sujetó de los hombros del hombre, y se inclinó hacia adelante para darle un pequeño beso, tan rápido que apenas fue un pico. Soltó una pequeña risita al ver el ligero rubor en las mejillas del pelinegro, casi imperceptible por la tenue luz de las velas, y volvió a inclinarse para darle otro beso, apenas unos segundos más largo como para no ser un pico. Al separar para verlo otra vez, relamió sus labios y de inclinó una tercera vez, pero esta vez no lo besó, apenas rozó sus labios contra los de él, buscando tentarlo.