🐍 23. Inquietud

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[Más tarde]

[Distrito Trost, Muro Rose]

– Dicen que Grisha, el padre de Eren, posiblemente viniese de fuera de las murallas, ¿No? –mencionó Erwin.

– Sí –afirmó Hange.– Poseía el poder de los titanes, como Annie, Reiner y Bertholdt –levantó la mirada.– La diferencia es que quería colaborar con la gente de las murallas.

– Si se interesó por la Legión de Reconocimiento, podría habernos ayudado más.

– No lo sé. Supongo que desde que entró aquí, estuvo investigando a la Familia Real solo –miró al rubio.– Se necesitan una voluntad y determinación firmes para hacerlo. ¿Por qué decidió mostrarle el sótano de su casa a su hijo cuando dijo que quería unirse a la Legión? El sótano que, según dijo al morir, lo esconde todo. ¿Qué creen que hay allí?

– ...Algo que no podía decir...No. Algo que Grisha Jaeger no podía decir aunque quisiera. Los recuerdos del mundo que el Primer Rey borró de nuestras memorias. O eso quiero pensar. Pero de poco sirve pensar ahora –miró a todos.– Hoy terminamos las preparaciones. Recuperaremos el Muro María en dos días. Si queremos saber qué hay en el sótano, basta con ir a verlo –sonrió.– Así funciona la Legión, ¿No? –todos le sonrieron.– Avisen a sus escuadrones.

Todos se levantaron, para encaminarse a la puerta.

– Bien. Pero será un secreto, ¿No?

– En un día como hoy podemos comer carne, ¿No?

– Sí. Mostremos a los mocosos cómo actuamos los adultos.

– ¿Qué hacemos respecto al encubrimiento de Shadis?

– Olvídalo. No tenemos tiempo para él.

– Debió sorprenderte, ah. Lo adorabas, Hange –rió.

– ¡Cállate!

Levi se apoyó contra la puerta mientras Hange salía, ella lo miró curiosa, y él empujó la puerta hasta cerrarla, quedando dentro; llevó las manos a los bolsillos de su gabardina.

– ¿Qué sucede, Levi?

– Sé que es precipitado, pero... ¿Qué harás tras recuperar la Muralla María? Supongo que lo primero será preparar un plan ofensivo. ¿Y luego?

– Eliminar amenazas. Fuera de las murallas, alguien espera que los titanes nos devoren. Espero encontrar la respuesta en el sótano. Como dije antes, lo pensaré tras ir al sótano.

– Te lo pregunto porque no sé si vivirás hasta entonces. No puedes moverte igual que antes –aquel colocó una mano en lo que quedaba de su brazo.– Deja que Hange dé las órdenes. No quiero cargar con peso muerto. Espera buenas noticias desde aquí. Puedes decir que te obligué a quedarte. No, es lo que pretendo. ¿De acuerdo?

Erwin volteó la mirada, pensándolo un momento, pero recordó a su padre; hizo una mueca y regresó la vista al pelinegro.

– No –aquel levantó la cabeza.– Pueden usarme como carnada, si quieren. La cadena de mando se mantiene. Cuando yo no esté, Hange. Si falta ella, el siguiente. Es cierto que la operación será complicada, pero será la más importante para la humanidad. Por eso hice todo lo que pude. Este es mi plan. Sin mí, la probabilidad de éxito descenderá.

– Sí, puede que la operación fracase. Si además te perdemos a ti, se acabó. Basta con que uses tu cabeza desde la mesa. Eso es lo peor para los titanes, y lo mejor para los humanos.

– Te equivocas. Lo mejor es jugárselo todo en esta operación.

– Oi, oi, oi, detente, detente –lo interrumpió, extendiendo la mano para hacer un ademán de que callara.– Si sigues usando pretextos conmigo, te romperé ambas piernas. Eso sí, haré que puedes reacoplaras fácilmente. Pero te quedarás aquí durante la operación de la Muralla María. Aunque te será difícil hasta ir al baño.

La Serpiente en el Paraíso 🐍 Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora