Capítulo XXVII When There Was Me And You Parte II

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Liam POV:

Desde aquél día en que Zayn me dejó me encerré a tierra y lodo en mi habitación, no había poder humano ni divino que me hiciera salir de la oscuridad de mi recámara, mi vida se tornó en tinieblas desde que él no estaba, desde que él por mi estupidez se había cansado de luchar, se había cansado de esperar alguna señal de que yo aún estaba aquí para él, para nuestro amor, ahora ya nada me importaba, no me importaba comer, beber, nada, realmente nada tenía sentido si él no quería estar conmigo, el Liam oscuro estaba de regreso, y sólo había una manera de matarlo, que Zayn lo matara, pero eso era imposible.

Mis padres insistían en verme, en hablar conmigo, pero yo no quería que ellos vieran mi condición, no quería causar lástima en ninguno de ellos, no quería ser una carga, aunque siendo sinceros lo que realmente temía era que ellos me echaran en cara todos mis errores, escuchar de ellos que Zayn no está conmigo a causa de mis estupideces, eso me causaría un dolor infinito, así que siempre que tocaban mi habitación sólo decía que me dejaran solo, que no quería ver a nadie. Ellos como siempre me dejaron estar, respetaron mi decisión.

Otra visita que recibía era la de una Danielle desesperada por hablar conmigo, en más de una ocasión, lloraba en la puerta porque le abriera, me decía que el bebé que venía en camino necesitaba de la compañía y cariño de su padre, su tono de voz me lastimaba, pero no más de lo que yo estaba herido, así que decidí ignorar todas las solicitudes que me hacía, pero a ella no le parecía importar cuantas veces la ignorara, al parecer el cariño que ella sentía por mí era muy fuerte para soportar todo lo que le hacía, o más bien no le hacía.

Mi abuelo también me visitaba para decirme que no podía continuar así, que tenía que seguir compitiendo para ser el mejor atleta de toda Inglaterra, pero no tenía humor de hablar con él, con él menos que nadie, porque en primer lugar es el principal culpable de lo que me está pasando, o eso es lo que yo quiero creer, lo más seguro es que el único culpable de todo sea yo, aunque como buen ser humano, tengo que descargar mi enojo y culpa en alguien más, en este caso a mi abuelo le queda a la perfección.

Lloraba, sí, lloraba a cántaros, ¿pero qué más podía hacer? Zayn no respondía a ninguna de mis llamadas, a ninguno de mis mensajes, realmente era estúpido creer que lo haría, obviamente que no sería así, yo no le escribí, ni lo busqué por un mes, lo cual lo hirió en demasía y a mí no me importó, ¿por qué a él le importaría que ahora el que sufre soy yo? Seguramente él está disfrutando de su libertad, ya no tiene preocupaciones, tal vez hasta conoció a un nuevo chico, un chico que si se merece su amor, un chico que si lo valore como persona, no como yo, eso era lo que más me dolía, no quería que mi Zayn me dejara de amar por otra persona, pero a decir verdad, eso es lo que me merezco, su indiferencia, su odio, que me restriegue en cara que ya tiene a alguien más, pero no quiero ver eso, no quiero vivir para ver eso.

Una vez más la vida me enseña que los viejos dichos tienen una razón de ser, aquél dicho que dice nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido encaja conmigo como anillo al dedo, se me olvidó cuánto amaba a Zayn y ahora estoy pagando las consecuencias.

Miro el regalo que me dejo Zayn para nuestro aniversario y no puedo evitar odiarme cada vez que lo hago, ¿cómo fui tan imbécil para olvidar nuestro aniversario?, eso me hace llorar, ver que hasta el último momento fue un completo caballero y detallista conmigo, la prueba era la hermosa escultura que tenía en mis manos, él sacrificó muchas cosas por mí, siempre estaba disponible para mí, ¿y yo qué hice por él? NADA. Fui un mal novio, un pésimo amigo, fui lo peor que le pudo pasar a Zayn, quizás no merezca continuar viviendo, escorias como yo sólo tenemos un lugar, la muerte.

Escuchaba que afuera había mucho ruido, escuchaba a niños jugar mientras reían a carcajadas, el canto de los pájaros me parecían una melodía tétrica, definitivamente era yo quien estaba muriendo poco a poco desde el interior, con tantas lágrimas que había derramado desde aquél fatídico día trataba de ahogar mis dolores, pero los muy malditos al parecer aprendieron a nadar, estaban más presentes que nunca.

La Fuerza del Destino (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora