Pham Hanni, alumna de rango promedio. No popular, pero tampoco tan desconocida como para formar parte del grupito de, como ella los llama, 'De relleno'.
Entonces, ¿qué tiene ella que la mantiene en ese 'rango'?.
Digamos que, su personalidad.
Hanni era bastante propia y segura. Tenía un carácter coqueto con la facha de niña inocente, (que de inocente no tenía nada) pero, de esta forma, lograba ligar con suma facilidad.
– Tienes un cabello realmente lindo, ¿hmm? – Soltó la vietnamita con una sonrisa coqueta, mientras acariciaba suavemente el cabello de un chico en la cafetería, el cual la miraba genuinamente embobado
No había chico en la preparatoria que no muriera de ganas por ser uno de los elegidos de Pham, porque, claro, ¿quiénes eran ellos para negarse a los encantos de la inocente Pham?
Cuando la castaña no estaba coqueteando, estaba con sus amigas, Hyein y Danielle. Esta última, era algo similar a Hanni. '¿Existe alguna chica a la que Danielle no se haya tirado aún?', era la pregunta constante entre el alumnado, y la respuesta era simple: no.
O bueno, esa sería la respuesta, si Kang Haerin y las de relleno, no brindaran su pesada presencia en el instituto.
Pero a todo esto, ¿quién carajos es Haerin?
Kang Haerin era 'De relleno', en palabras de las 3 amigas. Sin embargo, su presencia se sentía pesada, y eso, era lo que tenía idiotizada a Danielle, era difícil, interesante, y sin mentir, realmente hermosa.
A pesar del título que portaba, tenía a decenas de chicos y chicas flechados, pero no estaba muy interesada.
– P-porfavor Haerin-ah, ¡prometo no decepcionarte, solo dame una oportunidad! – Suplicaba un chico mientras iba a paso rápido detrás de Haerin.
– Sunwoo.– Finalmente Kang volteo en dirección al mencionado, soltó un suspiro tedioso y solamente pronunció.
– No me interesas.
Ella solo pasaba tiempo con una amiga, su 'duo dinámico', Kim Minji.
Kim minji, al contrario de Haerin, pasaba desapercibida ante el instituto y tenía una historia algo complicada. Su personalidad tímida e introvertida no le ayudaban mucho. No obstante, Minji estaba bien así, no le interesaba la popularidad ni nada de eso, prefería ser una fracasada a una rolada, (o eso decía cada que le preguntaban por qué los maestros todavía le cuestionaban de qué clase era).
– Señorita ¿puede mostrarme su identificación escolar?
un genuino 'wtf' pasó por la cabeza de la pelinegra en ese momento.–Minji se desconcertó, pero terminó acostumbrándose.
Minji llevaba una vida bastante privada. Su rutina era simple, iba a la escuela, trabajaba, hacía algo de ejercicio en casa, hacía los deberes que le correspondían, y finalmente, iba a la cama.
Era amante de las partituras, contaba con un pequeño estudio en su casa, al igual que con cientos de libretas llenas de letras que nunca llevó más allá. Su motivación principal, era su mayor flechazo, la dueña de sus ilusiones, erecciones y visiones.
Pham Hanni.
Caer rendida ante la vietnamita fue su verdadero evento canónico. Minji era una insegura, y Pham no podía pasar una sola semana sin ligarse con alguien nuevo. La pelinegra sabía que no tenía oportunidad con Pham.
Hanni tenía una idea sumamente contraria a la de Kim.
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