Día 2: try again

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La cabeza de Minji enseguida pintó mil y un escenarios para nada inocentes al escuchar las palabras de su pareja, se sintió tonta por ello. Pero, ¿quién podría culparla?, hablamos de Pham Hanni.

Su mente se nubló al sentir la mano de su contraria sobre la suya, dando un leve apretón que emanaba seguridad, junto con una sonrisa traviesa; mostrando sus dientes con orgullo y formando líneas con sus ojos.

— No tardaremos nada, ¿si? — Hanni aseguró. A pesar de ello, Minji podía notar la profunda lujuria en el tono de la vietnamita.

— ¿A dónde v-vamos? amor, nos armarán un alboroto si llegamos tarde.

— Uhmm. Te dije que no tardaremos, me daré prisa. Ahora ven aquí.

La más bajita tomó el mando, atrayendo a su pareja hacia una zona boscosa. El olor a pino predominaba y la fragancia de Hanni se mezclaba con la atmósfera. Minji estaba por volverse loca. De igual forma, la húmedad estaba siendo el gran enemigo de ambas.

De Hanni, por marcar descaradamente el miembro expuesto de Kim. Por su cabeza solo pasaba lo jugoso y brillante que seguramente se veía ahora mismo, lo único que quería hacer era atragantarse con él.

De Minji, porque el casi transparente conjunto que Pham había decidido utilizar tampoco estaba siendo de gran ayuda, exhibía su tersa piel, amoldandose a su delgada y definida cintura, marcando sus caderas. Era perfecta, Michelangelo la habría adorado.

— Aquí. — Hanni miró a los alrededores, asegurándose del aislamiento de ambas. Al confirmarlo, empujó a la más alta contra el tronco de uno de los altos pinos, arrodillandose frente a ella.

— H-hanni... Agh. — Echó la cabeza hacia atrás, acariciando los cabellos contrarios.

Minji contuvo jadeos ante la escena reflejada en sus pupilas. Hanni repartiendo besos sobre toda su longitud, aún con la húmeda tela encima.

— ¿Mmmh? — Murmuró con un tono dulce, como si no estuviera consciente de lo que hacía, sin dejar de plantar besos. — Creí que querías bajarla. — Elevó sus ojos, con una mirada inocente, mientras besaba la punta del miembro con suavidad.

— Mierda, no me hagas esos putos ojos. — Gruñó. Pasó el pulgar por la comisura de los labios ajenos. — Quiero que te atragantes.

No tardó más de un segundo en bajar la primera prenda, dejando solamente el apretujado y empapado bóxer azul marino.

— Podría hacer otro lago yo misma con lo apetitosa que te hace ver esta mierda. — Rió para si misma. La palma de su mano acarició la presionada longitud.

Minji tomó el mando nuevamente, bajando repentinamente sus bóxers. Liberó el duro y palpitante miembro, levemente erguido, exponiendo el grueso glande de un tono rosado rojizo, brillante y bañado en un líquido preseminal. Apetitoso.

— Chupa. — Ordenó.

Hanni probablemente nunca tuvo una sonrisa tan grande como la que su rostro portaba ahora mismo. Contemplaba el miembro con apetito.

Dió un áspero lenguetazo alrededor de la punta del pene, saboreando fugazmente. Con su palma, se encargó de esparcir el líquido preseminal a lo largo del falo, logrando que se viera ligeramente brillante.

— Seré rápida, cariño. — Relamio sus labios, dedicándole una última sonrisa a su pareja, antes de mostrarle los mismos labios en un acto de morbosidad pura.

Tomó poco menos de la mitad del pene en su boca, empezando un balanceo inestable de atrás hacia adelante, creando sonidos ahogados y similares a un chapoteo. Al no poder tomarlo todo con su boca, desató sus manos en un feroz vaivén, resbalando ambas manos con su propia saliva mezclada con los fluidos de Minji, haciéndolo ver algo pegajoso.

𝙂𝙀𝙏 𝙐𝙋 : ̗̀➛ ᴮᵇᵃⁿᵍˢᵃᶻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora