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Hanni pov

- Ah, claro. - Lastima, realmente quería verla, pero no quería parecer una depravada, así que obedecí.

- G-gracias, no tardaré. -

Esperé unos minutos antes de que Minji me autorizara voltear.

- Listo, ya puedes mirar. - Sonrió tímidamente mientras terminaba de acomodarse la playera.

Puto mundo. Minji eligió las prendas perfectas para calentarme, tenía puesta una camiseta de compresión y unos pantalones deportivos algo anchos. Si de por sí con la camiseta tenía suficiente, ya que resaltaba su abdomen y sus brazos, su cabello ligeramente húmedo solo me ponía peor.

- Me gusta tu camiseta. - No pude contenerme a mencionarla.

- Gracias. - Se giró a otra dirección para tratar de ocultar su sonrojo. - Y-yo te esperaré a-afuera. - Se encaminó a la puerta.

- Uh, Minji, no es necesario. - Comenté despreocupada. - Puedes quedarte si quieres.

- ¡N-no!, e-es decir, no quiero incomodarte. - Minji se veía tan nerviosa que no comprendo como no se desmayó ahí mismo.

Antes de que Minji saliera de la habitación, retiré mi blusa, quedando solamente con el bra sobre mi torso.

- Tranquila, Kim. ¿No quieres ver?. -

- ¿M-mande? -

- Puedes ver si quieres, Minki. - La tomé de las manos y la senté sobre la cama.

- P-pero -

Tomé lugar en su regazo, provocando un roce entre intimidades.

Minji estaba agitada, sus manos estaban a los costados, tocando la orilla de la cama. De igual forma, mantenía su cabeza agachada.

- ¿Qué pasa, Kim?, ¿por qué no me miras?. - Coloqué mis manos en sus hombros e intente tomar su mentón, pero seguía sin ceder al contacto visual, así que tuve que tomar otras medidas.

Tomé los bordes de mi falda levemente húmeda, y comencé a subirlos sobre mis muslos.

- ¿Estás mirando mis piernas, pervertida? - Reí al ver como Minji llevó ambas de sus manos a su rostro.

- ¡No!, ¡l-lo siento! - Aún con las manos sobre su cara, podía notar lo rojo de sus orejas.

- Mírame, Minji. - Negó

- N-no puedo. - Expresó, aún tapando su rostro.

- Claro que puedes, idiota. - Solté una pequeña risa.

Tomé sus manos y la obligué a apartarlas de su cara, seguido de esto, Minji finalmente se dignó a mirarme, o algo así.

- Hey, Kim Minji, mi cara está aquí arriba. -

- ¡Perdón! ¡N-no estaba mirandolas!. -

Reí suavemente al escuchar su reacción. - Era una broma, Minki, puedes mirarlas. -

- ¿C-cómo? - Preguntó aturdida.

- ¿Te gustan?. - Cuestioné con un tono juguetón.

- ¿Q-qué cosa? - Desvió su mirada al suelo.

- Carajo, Minji, sabes de que estoy hablando. -

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Minji en este momento se preguntaba, ¿a dónde había ido la inocente Pham Hanni?, ¿quién era esta chica restregandole las tetas en la cara?, ¿por qué no estaba cubriendo su erección?.

𝙂𝙀𝙏 𝙐𝙋 : ̗̀➛ ᴮᵇᵃⁿᵍˢᵃᶻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora