Nuevas medidas.

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SEMANAS DESPUÉS:

Bestla:

Asger estaba demostrando ser merecedor del puesto de jarl tanto como se dedicaba a honrar la memoria de su amado padre.

     Lo primero que hizo, tras decretar el destierro de mi familia, fue encargar una estatua del jarl Balder, tal y como él hizo en su momento con mi padre, Olaff.

     Pero, mi culo inquieto no sé quedó únicamente en ello. Al mismo tiempo que supervisaba la labor del taller también se reunía con el recién creado Cuerpo de Consejeros del Jarl para charlar sobre la posibilidad de mejorar las defensas de nuestro poblado ahora que se comenzaba a escuchar historias inquietantes sobre un sanguinario jarl con grandes deseos de expansión. Además de todo, encima, estaba organizando las próximas incursiones que tendrían lugar con el inicio de la primavera.

     Era evidente que Asger estaba más que preparado y quería demostrar su valía ante nuestra comunidad.

—¿A dónde vas? —Le pregunté cuando nos cruzamos.

     Él iba con un grupo de hombres y mujeres. Yo estaba en compañía de los organizadores de la boda.

—Vamos al sector Este para examinar las defensas de aquel lado. ¿Vas bien? ¿Necesitas mi ayuda? —Se interesó al ver las telas que portaba mi grupo y las flores en mis manos.

—No, cariño. Estoy bien.

—Espérame para comer—dijo y me dio un enorme beso delante de todos.

     Así, con lengua y todo.

     Azoté su trasero cuando se dio la vuelta y se oyeron unas cuantas risotadas así como suspiros fingidos. 

—¡Qué bonito es el amor! —Exclamó el curtido capitán de su guardia haciendo que todos nos riéramos.

     Me di la vuelta poco a poco disfrutando de su puesta en marcha con aquel grupo a su saga.

     Asger y yo nos íbamos a casar en el mismo sitio en el que se habían casado sus padres y los míos. Las tejedoras estaban muy afanadas preparando las flores con las que engalanarían toda aquella zona. Ya se había contabilizado los animales para el sacrificio. En cuanto al sacrificio humano, mi prometido y jarl atendió a mi súplica. 

     Como era lógico había mandado a detener y se juzgó al consejero que había traicionado a su padre, y, gracias a ello se había creado el Cuerpo de Consejeros. Así nadie tendría tanto poder sobre la vida y la muerte de otra persona. Como en el juicio se halló culpable a aquel hombre, Asger lo condenó al Águila de Sangre. Al tomar la palabra le hice ver que ese traidor no era digno de cenar con nuestros padres en el gran banquete de Odín. La sugerencia de sacrificarlo para la buenaventura de nuestro matrimonio fue recibida de buen grado por mi futuro marido.

     Así pues, ya todo estaba prácticamente listo para casarnos. Ya solo faltaba que llegara el día.

—Tendríamos que sopesar la idea de arcos con un mayor alcance con el que dotar las defensas del sector Este—decía Asger durante el almuerzo.

—Con todo respeto, mi jarl. No creo que algo así sea posible—replicó con educación uno de los consejeros—. Nuestros arcos ya cuentan con el mayor alcance obtenido. 

—Veréis, mi padre solía hablarme de artefactos que había visto protegiendo algunas de las ciudades que visitaron. ¿Recuerdas, Bestla? —Me miró en busca de apoyo.

—Recuerdo las sagas sobre ciudades en las que la resistencia había sido particularmente atroz debido a lanzas arrojadas desde arcos anclados al suelo que podían moverse en todas direcciones—confirmé.

Más allá de las Nornas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora