El águila de sangre.

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NOTA DEL AUTOR: EL CAPÍTULO DETALLA EL SACRIFICIO MEDIANTE UNA TÉCNICA MUY DEBATIDA ENTRE LOS EXPERTOS COMO ES EL ÁGUILA DE SANGRE

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NOTA DEL AUTOR: EL CAPÍTULO DETALLA EL SACRIFICIO MEDIANTE UNA TÉCNICA MUY DEBATIDA ENTRE LOS EXPERTOS COMO ES EL ÁGUILA DE SANGRE. ESTO ERA UN MÉTODO DE TORTURA Y/O CASTIGO MUY SANGRIENTO. ADVIERTO QUE SE ABSTENGAN AQUELLAS PERSONAS QUE PUEDAN SENTIRSE AFECTADAS POR LA PRÁCTICA DESCRITA...

Tres años después:

Bestla:

—¡Sigurd! ¡Sujeta a tu hermano! —Grazné asustada.

     Mi hijo mayor corrió solícito a agarrar a Sigmund, su hermano menor, quien acababa de cumplir un año. Sigurd, de cinco años e Hildur, de tres, sujetaron a su hermano y le ayudaron a caminar.

     Magnus y yo los mirábamos sentados en nuestros respectivos tronos. Hoy era día de dirimir disputas.

—¿Podemos seguir? —Preguntó mi marido y jarl en tono jocoso.

—Perdón—dije mirando a los presentes y sonrojándome.

—Volvemos al caso que nos ocupa—dijo Magnus reanudando el juicio—. ¿Recuerdas de qué iba? —Me preguntó con discreción. 

—Un problema de lindes de terrenos—contesté. Él asintió y volvió a mirar a los granjeros enfrentados.

—Arne sostiene que Garold ha levantado una valla en la zona sur de su terreno. Garold, por su parte, afirma que le compró al padre de Arne esa misma parcela hace años mientras Arne se encontraba en una expedición. ¿Eso es lo que ha ocurrido? —Miró a ambos hombres.

—Mi padre jamás vendería esa parcela—Arne tomó la palabra intentando contener su frustración—. Allí fue donde se prometieron. Para mi padre era muy especial y no porque fuera una zona fértil como afirma Garold, sino porque es parte de la historia de mis padres.

—¿Me acusas de mentir? —Le retó el otro con evidentes ganas de pelea.

—Ni te acuso de mentir, ni te acuso de robar. Lo único que quiero es que desplaces tu valla hacia su posición original. Nada más. No quiero dinero, ni nada más que no sea lo que te pido en bueno términos.

—¿Habéis traído testigos? —Preguntó Magnus.

     Arne negó con la cabeza mirando el suelo. Garold, por su parte, esbozó una sonrisa lobuna que me dio muy mala espina.

—Sí, mi jarl. Mi testigo es Helga, la mujer de Arne.

     Arne la miró incrédulo.

—Prepárate, Magnus. Esto se acaba de convertir en un tema de infidelidad—susurré a su oído.

—¿Qué tienes que decir, Helga? —El jarl habló con bastante seriedad—. Recuerda que si el testimonio que hoy se diera aquí resultara falso es tu vida y no la suya—señaló a Garold con la frente—. La que está en juego si así lo quisiera Arne.

Más allá de las Nornas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora