Vargsången

8 2 0
                                    

Bestla:

Vargen ylar i nattens skog. Han vill men kan inte sova. Hungern river i hans varga buk. Och det är kallt i hans stova. Du varg du varg, kom inte hit. Ungen min får du aldrig. Vargen ylar i nattens skog. Ylar av hunger o klagar. Men jag ska ge'n en grisa svans. Sånt passar i varga magar. Du varg du varg, kom inte hit. Ungen min får du aldrig.

El lobo aúlla en el bosque nocturno. Él quiere, pero no puede dormir. El hambre desgarra su vientre hambriento y el frío inunda su cueva. Lobo, lobo no te atrevas a venir. No dejaré que te lleves a mi hijo. El lobo aúlla en el bosque nocturno. Aúlla de hambre y llora. Pero le daré cola de cerdo, que es digno para el paladar de los lobos. Lobo, lobo no te atrevas a venir. No dejaré que te lleves a mi hijo.

     Abrí los ojos. Ellos peleaban tratando de protegernos a mi bebé y a mí. Me puse en pie, ligera como una pluma, pasé por el lado de Asger y hundí la hoja en el estómago de aquel hombre-cerdo.

―Du varg du varg, kom inte hit. Ungen min får du aldrig―canturreaba rajando cuellos y atravesando corazones.

     Era una ira que jamás había sentido. La certeza de saber que si yo dejaba de luchar mi bebé estaría muerta como seguramente lo estaba ya Rosta. Era una rabia sorda por la injusta muerte del jarl Balder. Yo protegería a mi bebé y a mi amado.


Magnus:

     Decir que estaba cachondo viendo a aquella skjalmö destripando a aquellos cabrones sería quedarme corto. Era como si una valkiria se hubiera escapado del Vingólf para darnos una demostración de la perfección que debía alcanzar un vikingo para considerarse un verdadero guerrero.

     Bestla se movía extremadamente rápido teniendo en cuenta su embarazo. Gritaba como un animal salvaje. Acuchillaba todo cuanto se le ponía por delante cantando la nana del lobo.

     Reconocí al instante aquel estado mental en que se había sumergido, era el mismo trance en el que me sumía en batalla, saqueo o conquista. Había entrado en el estado mental de un berserker. Aquella furia homicida que conocía tan bien, de la que costaba librarse y la que podía acabar con tu vida si se te iba de las manos.

     De por sí Bestla ya tenía mucho carácter. O al menos debía tenerlo para aguantar estoicamente lo que había soportado en su poblado de origen siendo inocente y aceptar ser utilizada como moneda de cambio para garantizar la supervivencia de los suyos.

     Sin embargo, no era nada bueno para su bebé que ella se encontrara en aquel estado de agitación extrema.

     Cuando se quedó sin enemigos para acuchillar volvió sus ojos contra nosotros. El azul de éstos se había vuelto casi blancos, como cuando una völva tenía una visión. Hice seña a los demás para que se mantuvieran al margen y me puse manos a la obra. Tal y como preví, Bestla pasó al ataque sin ningún tipo de provocación previa. Sin analizar si quien se encontraba delante era amigo o enemigo. Bien podría haber arremetido con saña contra Rosta sin llegar a darse cuenta de que la había matado hasta que aquel estado transitorio la abandonara.

     Su daga pasó a escasos centímetros de mi costado. Lo había esquivado por muy poco, sin embargo, tuve los reflejos suficientes como para apresar su mano entre mi costado y mi brazo.

―¡Kristoff!

     Sentí a mi espalda el fuerte manotazo de mi hersir con el que desarmó a la jarlskona del clan del Tuerto. Ella rugió como un animal furioso y me propinó un fuerte cabezazo. A pesar de escuchar cómo se rompía mi nariz aguanté sin ceder un ápice. Apresé su otro brazo y le regresé el cabezazo.

Más allá de las Nornas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora