Magnus hijo de Balder

9 3 0
                                    

Hace diecinueve años. 

Clan del Tuerto.

El jarl Olaf se paseaba con una amplia sonrisa con su recién nacida en brazos. Su pequeña Bestla. Balder, su mejor amigo, se acercó para dale la bienvenida al bebé.

―Los dioses te han bendecido con esta preciosidad―afirmó sonriente―. Es la niña más hermosa que he visto jamás, hermano.

―¿Cómo va el parto de Astrid? ―Preguntó mirando hacia la puerta de la habitación con cierta preocupación―. Llevan ya demasiado tiempo.

     El desgarrador grito rompió el tenso silencio de la Casa Comunal en la que todos esperaban para dar la bienvenida a los pequeños.

     Balder echó a correr, con Olaf a la saga, a la habitación. La escena parecía como sacada de una historia de terror. Había sangre por toda la cama.

―¿Qué está pasando? ―Preguntó Balder aterrorizado―. Nena... Dime algo―susurró frotando su nariz contra el empapado rostro de su mujer―. Amor...

     Ella volvió a la vida con aquel fuerte grito al tiempo que se escuchaba el potente llanto.

―¡Es un niño, Balder! ―Afirmó Olaf con orgullo apretando el hombro de su amigo.

―Tienes dos hijos, Balder―corrigió la partera―. Pero... Yo no contaría con...―le señaló al mayor que yacía aletargado sobre el pecho de su adormecida madre―. Centraros más en éste― le señaló al más vivaracho―. ¿Qué nombre le pondrás?

―Asger―dijo acariciando el diminuto rostro con restos de sangre―. Se llamará Asger. Y, tú―le dijo al que parecía aferrarse a la vida―. Te llamarás Magnus. Un día serás tan grande y poderoso como el dios Thor. ¿Magnus? ¡MAGNUS!

     El grito de animal herido de Balder resonó por todo el poblado. Abrazó al recién nacido y se giró a su mujer solo para ver cómo la luz de sus hermosos ojos azul zafiro se apagaba también. La partera se hizo cargo del pequeño y de la madre. Balder tomó en sus brazos al pequeño Asger quitándolo del pecho de Astrid.

―Joder... Lo siento mucho, hermano. Trae a Asger, que se alimente con Ragga. Le buscaremos a otra nodriza si así lo deseas. Ahora tu prioridad es éste pequeño.


     El clan Munnin se encontraba a varios kilómetros de distancia. Lo lideraba una pareja joven a los que los dioses no querían bendecir con el don de la paternidad.

     Tal era la amargura de la jarlskona que había intentado quitarse la vida en varias ocasiones. Su marido, el jarl Halfdan Hvitserksson, había acordado con la partera la compra de un bebé con el que poder cumplir los sueños de maternidad de su esposa Olof.

―Aquí lo tenéis, mi jarl―dijo la renqueante anciana―. Es un niño robusto y muy sano.

―¿Por qué tardaste tanto, maldita bruja? Mi querida Olof...

―Mirad a vuestro hijo, mi jarl―insistió poniéndolo en sus brazos―. Se llama Magnus... Su madre era Astrid del Clan del Tuerto.

―¿Astrid? 

     El hombre examinó con cuidado las facciones del recién nacido en busca de familiaridades con la mujer que debería haber compartido su destino hacía tiempo. El cabello era tan rubio como el de ella y, aunque, era demasiado joven para adivinarse el color de sus ojos, éstos parecían ser como los de Astrid también.

Más allá de las Nornas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora