Capítulo VII: Malentendido sabor a limón

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Había cenado, Amelia y yo hablamos normalmente de todo lo de la universidad y el inmenso número de separatas de filosofía que debía leer mientras me rogaba ayuda

— Ayudame Claudia, vos leés como una máquina y entendés todo — me acudía el hombro mientras colocaba cerca de mi rostro las separatas

—Ja, ja, debería sentirme halagada — pronuncié con sátira

— En serio, Clau, vos sos la lector universal, que lee a todo y a todos y lo mejor entiende todo y tiene una excelente memoria

— Si, ya lo sé, a veces es un castigo que vos lo sepás y me pidas este tipo de favorcitos

— Bueno, Claudia, una semana más de cocina

— Que sean dos — reí diverida

— Ay! Esta bien, vos ganás, haceme un resumen de casa separata

— Te va a costar más que dos semanas de cocinar Amelia, yo diría que debés comprarme un libro de Calculo diferencial, un abrigo y comida china, mañana empezando

— Esos libros que comprás que cuestan millonadas, no señorita, el abrigo para fin de año te dije y la comida china esta bien

— Algo es algo, para la explotación mental que vas a cometer es muy poco — protesté burlándome

Amelia se unió a las risas y se sentó frente a mi dejándose caer en el sillón, apretando los labios y una mirada expectante

— Epistemologia, del griego ...

— No te empeñes en el termino griego, me resultad imposible aprender eso y no es imoortante

— Es fascinante como las variables en calculo utilizamos casi todas las letras del antiguo alfabeto griego — comenté afanada

— Si, sin duda "fascinante" — respondió burlona — oye Clau, ¿que hacías vos con Cerati abajo?

— Ah, como una mera definición del acto del conocer, lo que...

— ¿Estabas conociendo a Cerati? Vaya, creí que lo odiabas Claudia

— sino a considerar el conocimiento como una solución a un problema de la vida. No me importa Cerati, estaba leyendo esto de la epistemologia, ¿no querés que siga leyendo?

— Hablá, mujer, que hacías con el abajo

— Vino con sus boludeces y tuve que soportarlo, al muy idiota se le ocurrió que como me vio leyendo el periódico y vio un anuncio de Soda Stereo dijo "Claudia, por favor, prestame la hoja" y obviamente según las leyes de newton la hoja no puede llegar al otro lado

Amelia rodó los ojos

— Entonces, la hoja cayó al suelo como es de esperarse y tuve que bajar porque obviamente no lo iba a dejar quedarse con mi periódico

— ¿Eso fue todo? No hubo más, parecía muy interesado en vos — por como te mira — me lanzó un codazo y le devolví una mirada fulminante

— Hablamos de Soda Stereo, parece que le enorgullece mucho los ruidos que hace, quería saber si me gustaba algún tema

— Y le dijiste que te gusta Tratame suavemente

— Ajá, eso dije, y nada más y fin de la historia.

— Pero, e intentó invitarte a salir, sacarte información, por Dios, Claudia, es más guapo de lo que creía

— No creo que sea guapo, ahora si, dejame leer

— Como podés pensar en leer con un chico así, siempre sos así cuando a alguien le gustás nunca admites haberte dado cuenta pero no te hagás la boluda Claudia, vos mejor que nadie lo sabe, está interesado y no lo vas a negar — me sacudió por los hombros

Cuando pase el inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora