Amelia siempre tenía que meter sus narices donde no la llamaban, fue por eso que evité contarle sobre la invitación a la pizzeria con Gustavo, solo era una invitación a comer o mejor dicho comida gratis para mi, ¿qué de malo podría pasar además de tener que soportarlo?. Me sentía extraña en el campus desde el día viernes por mi discusión con el profesor Avellaneda y con lo rápido que se pasa la voz aquí era mejor no asustarse si algún desubicado hablaba al respecto.
No tenía muchos lugares a donde ir ese día pero al menos se respiraba paz por los salones de la facultad pero hacía un frío de condenados. Había doblado varias veces mi pañuelo para que me abrigara aún más.
— Clau, nos toca histología con el idiota de Sevilla — comentó Fer
— Ah ese profesor, mirá que no tengo nada contra el pero su voz apenas se escucha con el escándalo que hacen todos y...
— Nosotros también, ¿no? — se burló— no te hagás la inocente, nos toca nuestra clásica partida de ajedrez
— ¿Me dejás preguntarle algo a Sevilla antes de que juguemos? Es algo sobre el syllabus
— Vos que leés esa cosa, no todo viene en los examenes
— Mis métodos de estudio son sagrados, ni pienses en criticarlos — repliqué fingiendo ofensa y asombro
Ambos incurrimos en una breve risa y en eso apareció Miryam
— ¿Que cuentan, locos? — siempre los encuentro juntos ¿eh?
— Si vos no venís, me queda este loco, si no hay nada mejor
— Ey, eso duele Claudia, ¿que cosa soy, eh?
— Un tarado — me burlé y Miryam correspondió riendose
— Clau, siempre la misma, desde temprano eh
— En verdad, no siento que es temprano, el cielo está horroroso — me quejé dando énfasis en esa palabra — creo que siento que son algo de las seis de la tarde
— Son la una, boba — me replicó Fernando
—¿Osaste llamarme boba? — fingí ofensa — no me hables, no tendré ninguna compasión con tus fichas de ajedrez
— Brutal Claudia, ¿van a volver a jugar en clase? pobre profesor Sevilla, nadie lo escucha
— Es una buena forma de aprovechar el tiempo, histología lo estudio por mi cuenta y no con lo que diga el que apenas llega a escucharse
— Además no me digás que te da pena Miryam, tampoco es que siempre lo escuchás
— Ya se, prefiero ir al baño a lavarme la cara o jugar con ek agua y la maquillaje
— La muy coqueta, ni novio tenés
— Ey, mirá Claudia, vos tampoco tenés
— Yo porque no quiero pero vos en cambio, te maquillás y creés que por ahí un pibe incauto va a ...
—Hacrte caso Miryam, vamos creo que Clau anda molesta por algo más
— Yo creo que debería estar contenta, parece que la mujer de hielo se derritió un poquito y aceptó salir con alguien
— ¿Que decís?
— Vamos Clau admitilo, Amelia me contó y no puedo creer que no lo contaras
— No se, de que hablás — me hice a la desentendida
— Va a costar sacarle la lengua — se burló Fernando aunque de hecho se notaba un poco saltón con la noticia pero ha de haber sido mi parecer
— Ay ya, no hablen pavadas, nos toca ir a la clase — sujeté bien mi cuadernillo verde y me dirigí al aula mientras ellos atrás me seguían
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Cuando pase el invierno
RomantizmSeptiembre de 1986 Claudia Villarreal es una brillante y algo obsesiva estudiante de medicina de la Universidad de Buenos Aires. Su vida comienza a cambiar cuando empiezan ruidos frente a su departamento: Soda Stereo, la banda del momento, había esc...