Capitulo XI: El chico sorpresa

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De nuevo en nuestro departamento tiré las llaves en el sofá y luego me dejé caer en el y me quité los zapatos y me recosté en un cojín

— Ahora si tenés que contar todo — Amelia se sentó en mi delante

— ¿Todo de que? — pregunté alzando una ceja confundida

— Ya sabés boluda, sobre Gustavo, se nota más templado, ¿que le hiciste ah?

— Yo no le hice nada, ¿que crees que le voy a hacer?, el me ha agarrado de su victima a quien le gustá joder y eso es todo

—¿Te volvió a proponer salir?

—Si — admití — pero no es como vos pensás solo quiere salir conmigo a tomar café y a leer la autopista del sur — rodé los ojos — además yo no quiero que me ande invitando, no le acepté, le dije que fue suficiente con hoy

— Oh si, claro solo eso — alzó dos cejas con picardía — Claudia, no te hagás, no perderás a un chico por estúpida, además no es cualquier chico, es Gustavo Cerati —  Amelia me tiró un golpe con un cojín y yo se lo devolví

— ¿Y quien dice que yo quiero un pavo en mi vida, eh? — le comenté indignada  — No necesito a nadie, estoy bien así, y a parte Gustavo no quiere nada conmigo, se nota que solo es por tener a alguien a quien molestar, no soy el tipo de chica con el que el saldría, solo soy su vecina universitaria y futura médico y el es mi vecino rockstar, nada más

— No subestimes el amor Claudia, no te ciegues por Dios, se notá sus ojitos enamorados, es tierno Clau, dale una oportunidad, cualquiera se moriría por salir con un chico así, es un sueño de chico — me comenzó a sacudir fuertemente

— Ya pará mujer, no abogues por nadie, el ¿acaso te ha dicho algo?  — No — respondí yo misma — entonces dejame en paz ¿si?. Vos parecés más preocupada en mi vida romántica que en la tuya propia y como andá eso el chico...

— Che, callate, ¿que querés que haga?, es de otra facu no conozco a nadie de allí

— Entonces vas y te pones a su lado y le preguntas su nombre, si vos no das el primer paso, te van a salir raices esperando que el lo haga pues probablemente no sabe nada de tu existencia — me burlé

—Que consejistos que das, deberías cobrar y poner tu consultorio de psicoanalista doctora Claudia — sentenció en tono burlón — y vos ¿que harás?

— Por lo pronto, dormir, quitarme esta ropa odiosa y ponerme el pijama, cepillarme los dientes y...

— Que graciosa! Me refería con Gustavo

— Estoy segura que no nos cruzaremos tanto como vos creés y así no tendrá forma de seguir invitándome a.... — escuché de nuevo el ruido de la guitarra — salir

Me acerqué a la ventana y miré con seguridad y expresión desafiante

— Ey! Cerati. Bajá tu volumen querés, dejame dormir

— Ya entendí, yo me voy, vas a seguir peleando con el, la pregunta es hasta cuando durarán así— se encogió de hombros y se metió a su pieza

Gustavo se asomó por la ventana principal con una mirada traviesa

— Ah! — hola Clau, ¿ dijiste algo? — preguntó

— Che, Gustavo, no te hagás el gracioso, ¿me vas a dejar dormir?

— Esperaré a que duermas para tocar. Dulces sueños Clau — dijo después que yo desaparecí de la ventana pero logré escuchar eso y pude ver su silueta por el tul

Era probable que mi respuesta lo haya dejado desconcertado, habíamos pasado una buena tarde soportándonos, haciéndonos bromas pero yo podía ser así de impetuosa y directa cuando algo me molesta sin importar de quien se trataba. Había que tener cuidado conmigo, el debía aprender eso

Cuando pase el inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora