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CAPÍTULO III: Una disculpa no servirá de nada

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CAPÍTULO III: Una disculpa no servirá de nada

—Has sido un cabrón —afirmó Flynn sin represalias—

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—Has sido un cabrón —afirmó Flynn sin represalias—. Tienes que hablar con ella y explicárselo mejor.

—Hoy tras el desayuno —sentenció.

—He oído que a la princesa le gusta visitar el jardín de rosas. Ve y ofrécele un paseo mientras te enseña el patio.

—Eres un genio, Flynn, de verdad.

Rhys salió casi corriendo de la habitación mientras terminaba de abrochar su camisa de un tono morado oscuro. Llegó cuando solo estaban Ben y Bianca. Se sentó al otro lado de Bianca. Flynn lo perseguía y se sentó en frente.

—Buenos días —sonrió Rhys—. Hola, Bianca.

—Prefiero Alteza —corrigió con rencor.

Rhys tragó saliva.

—Claro, por supuesto —contestó—. He oído que poseéis unos espléndidos jardines de rosas. ¿Podría verlos?

—Tengo tareas pendientes, podéis ir vos mismos.

Rhys miró a su hermano en busca de ayuda.

—Mi hermano es muy bueno con la administración de archivos —alardeó el rubio—. Seguro que estará encantado de ayudaros.

—Y así podría enseñarme su hermoso jardín.

—No creo que pueda ayudarme, príncipe Rhys —lo miró con frialdad—. Voy a ultimar los detalles de mi vestido para mañana. Además, ya tengo toda la ayuda que necesito.

—Seguro que estaréis muy hermosa.

—Mañana, todos aquellos muchachos que tengan el honor de bailar conmigo serán unos privilegiados.

El Príncipe del Sol || Rhys FitzherberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora