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CAPÍTULO XXII: Chapas de amor eterno

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CAPÍTULO XXII: Chapas de amor eterno

A Bianca y Rhys se les había pasado el tiempo volando

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A Bianca y Rhys se les había pasado el tiempo volando. Acaban de cumplir un mes de novios y ambos habían decidido ir a ver el atardecer en el campo de girasoles donde todo comenzó. En aquella colina con tan hermosas vistas.

Un picnic informal junto al coche. Bromas y chistes por parte de Rhys y carcajadas por el lado de Bianca.

—Por cierto —tosió Rhys—. La semana que viene es el cumpleaños de mi madre y se celebra la noche de los farolillos. Flynn me ha obligado a preguntarte si te gustaría venir.

—¿Por qué esa idea no ha salido de ti? —quiso saber Bianca.

—No sé... Ya sabes que no tengo mucha experiencia en esto de las relaciones, y eso de presentarte a mis padres...

—Vamos, que te da un poquito de pánico.

—Básicamente. Y no me preguntes por qué, es que...

—Oye —Bianca lo miró a los ojos—, te entiendo. Y también entendería que no quisieras que fuera en plan novia.

—¡Sí que quiero que vayas! La noche de los farolillos es preciosa. Después de encender el primero con nuestros padres, Flynn y yo recorremos las calles de Corona hasta el mar. Una vez terminamos en la frontera de Ágrabah.

Bianca rompió a reír.

—Madre mía...

—Así que... —Rhys se inclinó hacia ella nervioso— ¿te gustaría venir a Corona la semana que viene?

—Me encantaría —sonrió Bianca, antes de posar sus labios en los de Rhys de forma dulce y romántica. Colocó una mano en su cuello  acariciándolo con cuidado.

—Tengo algo para ti —interrumpió Rhys, y sacó algo de su bolsillo—. No es mucho, pero lo he hecho yo.

Se trataba de dos chapas de latas de refrescos unidas formando un corazón y colgadas de una cadena de plata. Bianca tomó el dije de las chapas y sonrió al analizar con cuidado su forma.

El Príncipe del Sol || Rhys FitzherberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora