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CAPÍTULO XXXV: Coche a la deriva

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CAPÍTULO XXXV: Coche a la deriva

Tal y como predijo Rhett, las olas comenzaron a perseguir a la feliz pareja fugitiva en cuestión de minutos, cuando el sol ya había caído

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Tal y como predijo Rhett, las olas comenzaron a perseguir a la feliz pareja fugitiva en cuestión de minutos, cuando el sol ya había caído. Se levantó un viento brutal y desafortunado para ellos que incluso movía el coche.

—¿Quieres que nos cambiemos de sitio? —propuso Rhys—. Déjame conducir un rato; tienes que estar cansada.

—Estoy bien, Rhys, te lo prometo —sonrió.

—Como quieras. Pero avísame si necesitas que nos cambiemos.

En la siguiente media hora, comenzó a llover de una forma violenta. Las gotas caían sobre el capó del coche de Rhys como flechas en una guerra. Se clavaban en el vehículo de forma directa y dolorosa para Rhys.

La autopista malhecha se había vuelto resbaladiza. Rhys tenía las uñas clavadas en su cinturón mientras Bianca se esforzaba en no perder el ritmo. Tenían que subir una cuesta, con tan solo unos árboles que les separaban del mar. Se situaban en un barranco a unos 20 metros del oleaje, que se agitaba sin cesar.

—Ahora no puedes parar —le avisó Rhys.

—Vale —murmuró ella con miedo.

—Tranquila —sonrió Rhys, con su cálida sonrisa—. Reduce la velocidad, cariño. Ten cuidado... ¡Mierda!

Demasiado tarde: el coche derrapó sobre la carretera mojada, se estrellaron contra un árbol por el lado de Rhys antes de salir despedidos por el acantilado que daba al mar. Bianca chillaba aterrorizada. Rhys, igual de asustado, soltó a Bianca de su cinturón y abrió su puerta justo en el momento en el que el coche se hundió en el agua.

Las olas hicieron que dieran la vuelta en el propio coche. Bianca salió y comenzó a nadar hacia el lado de la playa mientras Rhys trataba de liberarse.

El Príncipe del Sol || Rhys FitzherberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora