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CAPÍTULO XII: El nuevo hogar de los Rubíes

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CAPÍTULO XII: El nuevo hogar de los Rubíes

Rhys había conducido a una velocidad más baja que en una carrera, pero igualmente sus dedos estaban clavados en el volante

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Rhys había conducido a una velocidad más baja que en una carrera, pero igualmente sus dedos estaban clavados en el volante. Cuando bajó, frente a las ruinas en mitad del bosque, se dirigió corriendo hacia Flynn mientras Bianca le pedía que se tranquilizara.

—¿Sabes el miedo que he pasado? ¡Te he llamado trece veces por lo menos, Flynn! —le gritó.

—¡Se nos pasó el tiempo! Lo siento, Rhys...

—Lo siento —escupió Rhys bufando—. Anda, ven aquí.

Rhys abrazó a su hermano con fuerza y él le correspondió. Flynn sintió la calidez del cuerpo de Rhys frente a la helada noche.

Bianca se acercó a ello, abrazando a su propio cuerpo. Becca corría tras su hermano buscando darle una colleja.

—Bueno —interrumpió Pax toda la escena—, ¿entramos?

Frente a ellos se encontraban las fachadas podridas de una mansión. Los cristales estaban rotos, las escaleras estaban a la mitad y el moho recorría sus paredes. Sin embargo, todo parecía tener solución a ojos de los jóvenes.

Los siete entraron. Nada más cruzar el umbral sintieron el frío calando sus huesos. Rhys lideró a los menores, echando a su hermano hacia atrás levemente. Miró a su alrededor mientras encendía una linterna que tenía guardada en la camioneta con carrocería desgastada. Vieron que la mayoría de los muebles estaban medianamente estables, pero que debían tener años de antigüedad.

En el segundo piso, todo estaba mejor. Las camas eran estables, en los armario aún había ropa. Las ventanas no estaban tan destrozadas y las puertas cerraban bien.

—No tiene pinta de estar habitada —comentó Rebecca—. Tiene potencial.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Pax.

El Príncipe del Sol || Rhys FitzherberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora