Capítulo 18

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La luz de la Mascarada

La luz de la Mascarada

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— "Entonces... ¿Qué sucedería si?"

— "Shuuuu" — Chisto la mujer mayor. Interrumpiendo a la otra, que callo, y haciendo pucheros dirigió su mirar hacia el centro donde el laud volvía a inundar el lugar. Las notas tocadas trasmitían cierta melancolía y entonces, una mejor de ojos tan verdes como las esmeraldas. – "Verde Avada kedavra" – alguien susurro entre la multitud. Le dio un sentido a las notas y su voz encandilo a los presentes.


*L'âme en peine

Il vit mais parle à peineIl attend devant cette photo d'antan


Al laud solitario, entonces se le unieron el sonido de un violín envejecido por los años y que había cantado hermosas y dolorosas melodías hablando de la separación; quenas y flautas que jugaban con el viento travieso, dándole forma a través de los agujeros en su interior; tamborcillos que vibraban como las alas de los colibrís, libres que atravesaban y surfeaban en aquellas ondulantes ráfagas, casi como un corazón lleno de vida y juventud; así como también no menos importante el sonido de una pequeña campanita, avisando de la llegada de aquel amor que vive pero apenas habla, aquel que suena como aquellos tiempos de antaño.


Il, il n'est pas fou, Il y croit, c'est tout

Il la voit partout, Il l'attend debout

Une rose à la main, à part elle, il n'attend rien


Curioso, muy curioso, las notas, la música y la voz de aquella encantadora mujer de largos cabellos ébano, sumergió a todos en una extraña pero cautivadora historia de amor.

Avanzando en la profunda inmensidad de aquel paramo, la nieve cae, la nieve cae, la nieve cae... y ahí parado, en medio de un campo marchito de rosas, existe un hombre. No se sabe cómo llego hasta ahí, nadie jamás pregunto el porque se quedo en ese lugar, solo apareció en este sitio con una rosa en la mano.


Rien autour n'a de sens et l'air est lourd

Le regard absent, il est seul et lui parle souvent


Es curioso, en verdad lo es. Los pueblerinos que vivían alrededor miraban con curiosidad al extraño hombre, no muchos intentaban o tenían la valentía de acercarse le, los pocos que lo tenían narraban que alrededor suyo el aire siempre estaba cargado, así como la mirada perdida en dirección a un punto que se perdía en la salida de aquel camino. Uno de los hombres que logro hablar/preguntar qué era lo que, hacia allí, finalmente recibió una respuesta susurrada

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