Capítulo 3

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Una suave brisa

La habitación se había sumergido en un silencio absoluto, nadie se atrevía a decir palabra alguna después de las dichas por la ex guardiana. Finalmente, y armándose da valor King decidió romper aquel mutismo.

— "Elaine, hermana no debiste de haberle dicho esas palabras a Ban" — reprendió o intentó reprochar de esa manera el joven rey hada.

A lo que la joven con una pequeña sonrisa triste negó.

— "Arlequin... Hermano..." — ella hizo el ademán de extender la mano, y él en un movimiento llego hasta ella y tomo sus manos.

Están heladas

Fue lo que pensó el joven, más al ver su desmejorado estado solo dedico a observar el frágil rostro de su pequeña y querida hermana.

— "Sabes... yo, sabes que yo... no puedo vivir" — se detuvo y poso una mano sobre su pecho — "no de esta manera... yo... no quiero perder mi esencia".

No

— "Elaine... hermana" — repitió.

— "Se en lo que me convertiré... una hija del aire" — sus ojos volaron hacia la ventana para evitar que alguien alcanzara a notar que estos se llenaban de nostalgia y tristeza — "a la cual no se le permitirá reencarnar... ese es mi pecado"

— "¿Qué? - fue la respuesta colectiva.

Y, aun así, sonrió

— "El pecado de... haber sido revivida sin... consentimiento de los dioses" — poco a las lágrimas contenidas, empezaron a recorrer sus mejillas dejando un rastro en parte de su rostro, pero aquella sonrisa no desapareció — "pero, pese a eso créanme que siempre... siem-pre... los cuidare y... y... protegeré..."

— "Her-Herma-na" — tartamudeo, entre pequeños quejidos y sollozos — "no-o te des por ven-cida".

Ella con delicadeza extrema negó.

no

no

no

no

— "Te pi-do lo mis-mo que-que... aquella vez" — se detuvo y volvió a respirar para volver a hablar — "cuida-lo mu-mucho... é-él es alguien m-muy sensible, por favor...y en cuanto a e-ell-a" — la joven solo miro unos segundos a su querido hermano.

El silencio volvió y se hizo presente por unos segundos.

Y el último aliento de vida la abandono y sus ojos se cerraron provocando este silencio.

— "¿E-Ela-ine, Elaine? ¡ELAINE! ¡ELAINE! ¡NO! ¡ELAINE NOOOOOOO!" — fueron los gritos de un desesperado hermano mayor que llamaba a su hermana mayor, que pedía y suplicaba que regresara.

El cuadro tan desgarrador presenciado por todos los presentes de la habitación, todos lloraban en silencio la perdida de la Santa Guardiana, y consideraron llamar al amante de la joven Hada, para comunicarle acerca del deceso de esta, pero al parecer no fue necesario porque no muy lejos de la zona, en un área que no habían no cabañas o alguna aldea humana dentro de unos kilómetros a la redonda, en medio de esa soledad un gran y fuerte ruido, se escuchó; los curiosos aldeanos que merodeaban cerca creyeron que era un ataque, más las pocas personas que se atrevieron a acercarse, lograron apreciar aquella silueta que pedía a gritos que alguien calmara su dolor. Ellos no podían hacer más que solo sentir peca y llorar con aquel pecador.

La despedida a la ex guardiana del Bosque de las Hadas, fue de acuerdo a lo pedido por la joven, sus cenizas fueron esparcidas por todo el reino de Liones, las mismas que fueron santificadas y bendecidas por la propia Elizabeth, la cual lloraba y sufría por la pérdida de quien en vida fue una de sus más queridas amigas.

Y así fue como transcurrió una semana, todos guardando el luto, manteniéndose así de esta manera en honor por la joven dama.

Aun cuando el paso del tiempo transcurrió, nadie noto la ausencia de cierta joven aspirante a caballero sacro, y nadie noto que debido a esta ausencia el pecado de la avaricia se encontraba sumergido en sus actividades mucho mas de lo necesario, casi raspando a lo obsesivo. Esto ocasiono que durante esa semana es como si ella nunca se hubiera ido.

La única que lo sabía, no podía dejar de reprocharse una y otra vez el no haber detenido a la fémina para que estos momentos pudiera consolar el desamparado "INMORTAL" – la hubiera amarrado a una piedra – fue el primer pensamiento de la Maga/Alquimista que mordía nerviosa su labio inferior, pues había dejado que tanto el alma gemela y el amor de su vida, con la que estaría entrelazada aquel ladronzuelo, su fueron así como así.

— "Yo y una de mis malas decisiones"— suspiro.

Observo el cielo y formuló su último pensamiento del día

¿Qué habrá sido de ti, Jericho?

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