Capítulo 10

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¡¿Pero QUÉ?!

Y la hermosa, extravagante y misteriosa melodía termino y, consigo un silencio absoluto, la joven que había terminado en una hermosa pose, con la mirada dirigida levemente al suelo hizo una venia de nuevo retirándose con avidez. Provocando entonces los aplausos de todos – aunque también salir del estado de estupefacción – pero estos a su vez volvieron a ser detenidos por el inicio de una nueva melodía mucho más alegre que la anterior. Esta provoco nuevamente curiosidad en los presentes que elevaron sus rostros curiosos buscando algún indicio de la nueva melodía, cabe decir que todos quedaron asombrados y sobresaltados cuando una especie de polvo rojo cubrió el escenario y de nuevo ingresaron otros bailarines de túnicas blancas con bordados con hilos de fuego e hilos de oro, ellas adornadas de joyas hechas de oro puro y hermosos rubíes que brillaban cual fuego.

Pero las voces tan dulces y armónicas fue lo que termino de capturar la atención de los presentes y es que quien en su sano juicio podía negar la belleza de tan exquisita combinación. Mas nuevamente la única persona que parecía olvidar aquella divina presentación era el atrevido oji rubí, el mismo que no dejaba de pensar en la mujer que hasta solo minutos atrás hizo su aparición, provocando una revolución en su ser. Lo único que le importaba en ese momento era descubrir que sucedía aquí y cómo demonios las cosas se dieron de esta "grandiosa coincidencia". No esto no era tan simple, no podía serlo, quizás ella, Jericho estaba...

Y entonces otra voz se unió al dueto, complementándolas como si fueran un todo y ellas enalteciendo a su vez el dulce y delicado canto. Nadie dentro de todos los presentes pudo despegar los ojos de la "nueva" figura, una que había deleitado con anterioridad a todos con su exótico baile y melodiosa voz, y que ahora de nuevo volvía a embrujarlos que esta exótica presentación.

— "Diablos, pero ¿qué cree que hace?" — Mascullo el ahora Duque, mirando de reojo con enojo mal disimulado a todo el público masculino. Mismo que no hacía más que "observar" a las figuras femeninas en el centro. — "¿No es consciente de lo que provoca?" — Suspiro frustrado.

Volcó entonces sus ojos de nuevo en la hermosa joven de cabellos plateados y ojos de oro líquido, provocándole sensaciones conocidas y ajenas a su persona, seguro estaba que en un arranque de CELOS saltaría al centro de aquel espectáculo y robaría a la joven para que nadie siquiera piense en posar sus ojos sobre tan magnifico ser. Ella, ajena a la revolución causada por su presentación, danzaba con alegría y emoción; no era la primera vez que lo hacía, pero sí lo era fuera de su patria y eso lejos de asustarla le daba cierta expectativa con un aire impregnada de la emoción.

— "Maldición" — Volvió a mascullar Ban. Esta vez siendo escuchado por un estupefacto Meliodas.

— "Ban" — Llamo el anterior pecado, con cierta seriedad impregnada en su tono. — "No hagas nada" — Pidió, al ver a su amigo con ganas de lanzarse sobre el escenario en ese momento.

— "Meliodas" — Llamo con enojo. Él antes nombrado suspiro y negó.

— "No, no sabes si esto es una trampa" — Respondió lo más calmado posible. Aunque si era sincero consigo, estaba nervioso por si esto era un ataque o alguna treta por parte de un nuevo enemigo. — "Tenemos que investigar"

— "Pero Meliodas, ¿Qué acaso no la ves?" — Cuestiono casi levantándose de su silla. — "Es ella, no hay nadie como ella y si lo hubiera" — Trato de recuperar la calma antes de mirar por unos segundos a aquella joven y de nuevo regresar a su amigo. — "Yo la reconocería donde quiera que sea"

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