Eres tú, ¿verdad?
— ¿Disculpe? ¿Sucede algo? — pidió aquella extraña. Lo que no sabía que es que eso dejó aún más pasmado al Duque. — "¿Mi Lord?
"Su voz, su voz, esa es s voz" – pasmado pensó, y de nuevo busco aquellos iris de color pardo tan singulares que a la luz del sol adquirían un toque verdoso – "Es ella, Jericho, es su voz, no hay nadie que tenga tal tono tan singular" – emocionado por el descubrimiento la peli celeste quería más, necesitaba ver de nuevo su bello rostro y ver aquella sonrisa — "Jericho" — pronuncio con tal delicadeza. Extendió la mano para quitar aquel velo que no solo cubría parte de la cabeza, sino que lo hacía de la nariz también. Esta última era su único obstáculo y quería deshacerse de el.
— "No se atreva a poner su sucia mano sobre nuestra Su-Maestra" — Una mano se interpuso entre el destino de Ban y aquel velo, el dueño de aquella voz ni tan rasposa y elegante se hizo presente, este llevaba una ropa diferente y quizás algo llamativa.
— "Alick" — llamo. Dirigió una mirada al hombre, mismo que le hizo una reverencia y finalmente colocarse a su izquierda. — "Lamento la descortesía de mi sirviente, pero solo actuó en defensa a hacia su señora" — explico con tranquilidad.
— "Disculpe mi señora, pero no debería..." — aquel sirviente de ojos grisáceos. Barrio con la mirada al antiguo pecado, no dándole una buena espina. — "Darle explicación alguna a extraños" — termino con singular desdén.
— "Alick ¿Olvidas el motivo de nuestra visita? — otra voz irrumpió, esta se oía más estilizada, pero madura. — "Estas causando vergüenza a..."
— "Tranquila Sabrina" — intervino la joven. — "Creo que Alick, entendió su mal actuar" — ella apaciguo y le dirigió una mirada al hombre que aun tenia hincado de rodillas. Así que decidió ayudarlo y posando ambas manos le "ayudo" a incorporarse. — "Lamento haberlo mantenido en esa postura durante mucho tiempo, pero como comprenderá, es mi deber el retirarme, si me disculpa" — con una pequeña venia, ella se retiró.
A los segundos el hombre la siguió, no sin antes dedicarle una mirada hostil al Duque, el cual aún no articulaba palabra coherente. Su cerebro se había desconectado y de no ser por la doncella que había retirado la horquilla de la palma de su mano, ni se habría dado cuenta de la partida del peculiar grupo.
— "Lamento lo sucedió Duque Cearbhall" — hablo con mucho respeto, siempre con la mirada discreta y seria. — "Le pido que disculpe a ese siervo tan desvergonzado, él es muy aficionado a la joven maestra y bueno eso saca en ocasiones este tipo de comportamiento" — termino la dama, que en ese momento procedía a retirarse.
— "Tu maestra, ella..." — quiso hablar, pero fue interrumpido por un hombre que llevaba las mismas vestiduras que el mencionado "Aleck" – pensó con desagrado Ban –. Se acercó y le susurro algo al oído de la mujer, ella solo asintió reteniendo al hombre de partir.
— "Siento que hasta aquí debe llegar nuestra charla Duque, tengo que retirarme" — ella hizo una venia y siguió al mismo hombre que guio su camino.
Después de quedar solo y con el corazón bombeando a mil, Ban comprendió que no podía dejarlo así sin alguna respuesta, así que después de observar sus manos y sentir esa calidez conocida que guardo con cuidado dentro de sus memorias, dio primero un paso, después otro y así hasta que empezó a correr en la dirección que la vio marcharse – "Quizás tenga oportunidad de encontrarla si sigo el mismo camino" – pensó a la par que corría, pero era difícil debido a la cantidad de personas reunidas. Hoy era la recepción de las delegaciones, eso no se le había olvidado gracias a James – su mayordomo – quien se lo venía recordando desde la desde muy entrada la mañana, y mismo que de seguro se debe estar volviendo loco por no verlo listo y preparado.
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EN ESTA NO
Short StoryLas personas dan por sentado muchas cosas o situaciones, que están ahí porque sí y que no se moverán jamás. Esto también nos lleva a pensar que sucede con las personas y que ellas se quedaran ahí siempre, esperando. Pero hay que recordar algo... Nad...