Te extrañaré
El amanecer llego y consigo la tranquilidad de todo un reino también, así que con mucha pereza y desgano los habitantes de la taberna "El Sombrero de Jabalí" comenzaron a abrir los ojos y con un "Buenos Días" a recibir los saludos de los miembros y, como era ya costumbre de todos los días – después de la guerra – todos se retiraban a las labores diarias correspondientes de cada uno. Ban se encargaba de preparar el desayuno, Meliodas empezaba a trabajar en la mezcla de sus bebidas, King, Escanor y Gowther fueron a cazar animales para el menú del bar, mientras que Diane en compañía de Merlin – milagrosamente – limpiaban la taberna, en cuanto a la joven guardiana del bosque, Elaine descansaba en el cuarto que King y Ban compartían. El motivo del descanso de la joven era por la "enfermedad" que le impedía salir de la habitación o siquiera moverse de la cama. Aun así, la pequeña Hada sabía que su tiempo había terminado y tenía que regresar – el contrato finalmente llego a su fin – su cuerpo ya no resistiría más. Lo sabía, ella sabía que este sería su último día en este mundo tan hermoso y a la vez cruel.
Ya había pasado más del medio día y todo el mundo seguía con sus actividades cotidianas de manera tranquila dentro del Sombrero de Jabalí, tanto que el sonido de un metal cayendo al piso provocó que los siete pecados capitales saltaran asustados y corrieran hacia el lugar del que provino dicho ruido. Pero la escena que les esperaba en la habitación que del Zorro de la Avaricia y el Oso de la Codicia desgarraría el corazón a cada uno de los presentes. Ahí delante de ellos yacía la pálida y delicada figura de la antigua guardiana del bosque, tan inmóvil que daba hasta terror el solo acercarse.
Nadie se atrevía siquiera a hablar o siquiera moverse ante aquella imagen que se hacía presente delante de ellos, los dueños de la habitación dubitativa mente dieron los primeros pasos hacia el interior de la habitación, y con cada paso que daban tenían mucho miedo de confirmar sus peores temores y que estos se acrecentaban con cada pensamiento malicioso y deprimente que llegaba a ellos. Finalmente, el par llego al borde de la cama, el joven de cabellos castaños estiro la mano, pero no termino de acercarla por temor a encontrarla fría, al final fue el peli-celeste quien la tomo entre sus brazos con el mayor de los cuidados y pudo respirar aliviado al notar el suave - pero débil - respirar del hada.
— E... Elaine – tartamudeó/hablo el Rey Hada, ante esto la pequeña Guardiana de cabellos dorados pareció escuchar y abrió por fin los ojos.
— he-her-mano.? — la débil voz de la Hada llamo y este acudió presuroso — qué alivio... q-que aún est-tes a-aquí
Sus débiles palabras y el como lo decía perforaba el corazón de los seres que más la amaban con locura, sin embargo, ella sabía en lo más profundo de su alma que le restaba muy pocos minutos de vida, así que, posando aquellos ojos dorados en aquella dulce y tan anhelada persona que la soledad en la que vivió cerca de 700 años e incluso, y que aun con el paso de los años – y pese a morir – la siguió amando sin importar que.
Ban, mi ... querido Ban, perdóname por hacerte sufrir de nuevo, en verdad por favor perdóname por partir y esta vez esta vez para siempre - pensó
— B-Ban — de inmediato aquel llamado como el zorro de la avaricia poso sus irises rojos sobre la pequeña Hada, recibiendo una pequeña y lastimera sonrisa. Aquello lo desconcertó — lo... lo si-sien-to mu-mucho — su frágil mano, con mucho esfuerzo se elevó en la mejilla. Él imito su gesto posando la propia sobre la más pequeña quiso decirle algo; mas como adivinado sus intenciones ella decidió hablar — no, no es tu... tu cul-pa sabía-mos que algún dí-ía esto... esto pas-a-ría.
— Pero Elaine, aún hay una manera — él intento mantener aun la llama de la esperanza — el clan de las diosas ellas .... ellas...
Todo intento de decir algo fue callado por los dedos de la Guardiana, que negaba simplemente ante la idea que circulaba en la mente de su amante.
— No... Ban, no, no qui-quiero eso
— ¡¿POR QUÉ?! – grito, el pecado de la avaricia — ¡¿Por qué?! Elaine, si yo, si yo....
- Se lo mu-cho que t-te es-fuer-erzas Ban, y se q-que hi-hicis-te lo pos-sible para... para que ... pue-pueda re-vir y- y... si.. ese... fue-fuera el... ca-so – ante lo último dicho, dirigió sus ojos al rostro lloroso de su hermano - la es-cen-cia... de u-un had-.a
— se perderá — susurro/murmuro/completo King
Ella asintió
— Por e-so te... pido q-que ego-ista, pero, pero... s-si muero... — tras lo dicho, todo el mundo contuvo la respiración - quiero...que seas t-tú qui-en que-me mi cu-cuerpo... — esas palabras asombraron a todos, a excepción de King y Merlin — y-y es-par-zan mi-s ce-nizas... en el bos-que...
Pocos segundos después de dichas palabras, el cuerpo del peli-celeste se encontraba temblando debido a que sentía tremenda de impotencia y, temía cometer cualquier locura así que, con la máxima delicadeza que tuvo empezó a depositar de nuevo a su amada sobre la cama.
— Y Ban... — volvió a llamar — por fa-favor, vuel-ve a en-encon-trar el a-amor — respiro de nuevo y volvió a cerrar los ojos — recuer-da... que siem-pre esta-ré cui-cuidan-do de ti — la sonrisa que le dedico fue suficiente para el humano no supiera cómo controlar sus emociones — mi amor.
Después de tales palabras, el inmortal dejó la habitación y a pasos raudos se alejó de la taberna, siendo seguido por el líder rubio del grupo que se encontraba visiblemente preocupado por su mejor amigo.
Nos leemos en la próxima entrega.

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EN ESTA NO
Historia CortaLas personas dan por sentado muchas cosas o situaciones, que están ahí porque sí y que no se moverán jamás. Esto también nos lleva a pensar que sucede con las personas y que ellas se quedaran ahí siempre, esperando. Pero hay que recordar algo... Nad...