Capítulo 1

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Adiós

El cielo para esas horas de la noche se perfilaba de un hermoso color ónix cubriendo los cielos del Reino de Liones, la cual sólo era rota por las luces que emitían las casas de los habitantes dentro de la ciudad. Así mismo a las afueras de esta la luz que provenía de la taberna más conocida y alegre conocida por los ciudadanos: "El Sombrero de Jabalí" daban a entender la paz y tranquilidad que se encontraba en su interior, para ese momento toda la gente en su interior se encontraba descansando, y es que durante el día había sido en demasía muy cansado por los acontecimientos suscitados en todo el reino y había consumido la energía de los 7 pecados, la princesa y la gente del pueblo, pues había sido la oportunidad perfecta para refaccionar los caminos del Reino.

Pero esta también fue la oportunidad perfecta para caminar con mucha cautela a través de las calles y llegar a los establos, donde su fiel corcel se encontraba esperando y cual amigo se dejó guiar sin mucha o nada de resistencia hasta las puertas de la metrópolis. Al dar un paso afuera de las murallas, una sombra se acercó hacia su persona y a la par que daba un paso y otro dejó ver una silueta encapuchada. Por la forma de esta se podía deducir con simplicidad que era una mujer y no cualquier mujer, eso provocó una sonrisa en su rostro pues la única mujer que conocía que podría salir a esas horas... era ella.

— Hey ¿Estas segura de esto? - cuestionó aquella mujer – Jericho

— Merlín - mencionó cansada - ya hablamos de esto

Ambas permanecieron en silencio por unos segundos que el sonido de las ramas de los árboles de tan clara como el de las voces de las mujeres que habían hablado.

— si sólo esperas un poco...

— sabes que será inútil – corto, la ojimiel – él buscará la forma de revivirla

— pero eso es imposible – mencionó la otra Joven – sabes tan bien como yo, que ni el Clan de las Diosas puede traerla a la vida

— pero aún así está aquí – murmuró algo dolida

— es sólo una marioneta – casi gritó – No está viva de verdad

"Duele" – pensó — pero ya me decidí y lo sabes

Ante esto dicho, una sonrisa se volvió a formar en el rostro de la más joven que fue reflejado en el rostro de la otra fémina, la que ya cansada de tratar de hacer entrar en razón a su menor sólo asintió.

Ahora la ojimiel que de un solo salto logro afianzarse sobre el lomo del caballo, agarro con fuerza las riendas del equino y así, dedicarse a observar por últimas aquel que fue hogar, y con esto reafirmaba lo que estaba dejando atrás.

— gracias, por todo – habló, mirando aquella bóveda oscura llamada cielo – agradécele al capital de mi parte por todas las atenciones, así como a los demás, ah y has que Gowther cuide de Guila – pidió — procura que este bien... y Merlín... de nuevo... Gracias por todo

— No hay de que, mi querida Jericho – replicó el pecado de la Gula, al mismo tiempo que veía una nube levantarse y que a la cabeza de esta se encontraba alejándose una joven que llevaba el corazón roto a cuestas

— cuídate y ... olvida todo, para que al momento en que renazcas y nos volvamos a reencontrar no sufran; porque en el olvido radica la ignorancia.

— ¡ARRE...! ¡IAH! - gritan la joven que dejaba recorrer libremente las lágrimas por su dulce y níveo rostro, todo sin pudor alguno, pues los anteriores días las ganas de sacar a relucir su dolor eran cambiados y retenido por falsas sonrisas.

Al fin, habían acabado.


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