Happiness is a Butterfly || Daniel Ricciardo.

o c h o

"Te convertiste en tus
peores miedos, y estás lanzado
la culpa, borracho de este
dolor, deshaciéndote de los
buenos años"
-Taylor Swift.

Daniel POV

Al despertar la mañana siguiente un bochorno se apoderó de mi, estábamos a 32 grados, mire a mi lado izquierdo la italiana ya no estaba acostada, sin embargo sabía que estaba en la habitación ya que escuchaba su risa, jocosa y feliz. Salí a la terraza que era el lugar en el que estaba ella, estaba tomando café mientras escribía en su celular.

—Buenos días Izzy —salude, no hubo respuesta de su parte— Creo que debemos hablar, sobre ayer.

Bloqueo su celular y le dio un sorbo al café.

—Todo estuvo mal perdóname —me miro por encima de sus lentes, maldita sea que bien se veía hoy— En mi afán de darte una sorpresa, lo cague todo.

Se quitó los lentes, suspiró.

—Quiero... —empezo a hablar— No, te exijo que dejes de ver a Alessia Messer.

Quede completamente mudo, un sudor frío empezó a cubrir mi frente, mi corazón se aceleró, ¿como sabía Isabella de Alessia?

—No soy tan inocente como piensas Ricciardo —me miro fijamente— Se que sales con la rubia desde hace un año, se que la llevaste a vivir a Italia, se que la llevas a todos GP, ¡y tambien se que la trajiste a nuestra puta luna de miel! —grito y golpeó la mesa.

No sabía que decir, negarlo siempre sería una opción.

—No lo vayas a negar —sentencio— Porque puedo estar jodidamente enamorada de ti, pero no voy a volver a permitir que hagas una estupidez como la de ayer, soy tu maldita esposa, y merezco respeto.

Esta vez no hubo llanto, no hubo ruego, era completamente diferente a la primera vez, cuando Isabella supo de Chloé, había hecho un drama, había llorado por días completos, incluso en frente mío, y me había rogado que no la dejara.

—Ahora bien —cruzo sus brazos— Si quieres podemos divorciarnos, y puedes seguir con la rubia —se encogió de hombros.

—No...—fue lo único que atiné a decir— No nos divorciemos, te juro que lo mío con Alessia ya estaba finalizado —y era verdad, desde hace aproximadamente mes y medio no veía a Alessia, la culpa y el asco me carcomia, y era consciente de que no podía seguir lastimando a las dos chicas, así que había tenido que elegir, y elegí a Isabella, porque en el fondo, aún la amaba.

Sin embargo todo cambio cuando el día de la boda apareció en el hotel, ebria y llorando, me dijo que no podía seguir sin mi, y que estaba dispuesta a seguir siendo mi secreto, pero que no la dejará, y yo caí otra vez.

—No es lo que parece —dijo de la manera más fría posible.

—Te lo juro mi amor —trate de acercarme— Es solo que necesitaba terminar unos asuntos, y fue una maldita casualidad que ella esté también aquí...

—No Daniel —suspiro, su voz se había entrecortado— Se que la trajiste, le pagaste el maldito pasaje de avión.

—Bueno si —admití— Pero te juro que lo mío con ella ya va a acabar.