t r e c e

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"Sé que no lo haces,
pero si te pregunto si me amas
espero que me mientas"
lie to me; 5 seconds of summer

Izzy POV

Sobre las diez de la noche aterricé en Italia, mientras esperaba a que bajaran mi equipaje me despedí de Max.

-Gracias por estos días -abrace al ojiazul- Fue increíble.

Max soltó una risa, amaba cuando reía.

-Mykonos estuvo genial -acunó mi rostro en sus manos- Tu compañía estuvo genial.

Beso mis labios, como lo había hecho durante los últimos 4 días.

-Debes venir a Holanda -dijo una vez nos separamos- Te consigo entradas VIP, al Paddock y todo.

-Max, si iré, pero mi esposo es el que me dará las entradas VIP -dije buscando mis anillos de casada en mi bolso- Pero nos inventaremos algo para escabullirnos en las noches.

El piloto asintió, Boris se acercó y entendí que ya era mi hora de partir, bese una vez más los labios de Max; subí a la camioneta que usaba en Italia y partí de la pista privada viendo cómo Max volvía al avión que lo llevaría a Mónaco.

•••

Llegué al penthouse tratando de hacer el menor ruido posible, sabía que Daniel estaba aquí, Sam me había mantenido informada de los movimientos del piloto, incluso de cuando estuvo con Alessia en Turquía.

Deje mi bolso sobre una de las sillas de la sala y subí las escaleras que me llevaban a la habitación que compartía con Daniel, la puerta estaba a medio cerrar y la tenue luz del televisor me indico que probablemente Daniel estaría despierto, suspiré y entre en la habitación.

Ahí estaba el, sentado en el balcón mirando la noche romana, toda la culpa cayó sobre mi espalda cuando escuché como un sollozo salía de su boca, tal vez había ido muy lejos, tal vez debí callar lo que sentía, tal vez no debí haberme ido con Max a Grecia. No sabía si saludarlo o seguir derecho al baño, no sabía si consolarlo o dejarlo solo, así que opte por seguir al baño y prepárarme mentalmente para lo que venía.

Retire el poco maquillaje que tenía en mi rostro, y lo enjuague, tomé una ducha rápida y cepille mis dientes, salí del baño y tome una pijama limpia, me la puse, tome la perilla de la puerta, conté hasta tres y salí del baño.

Daniel estaba sentado en la cama dándole la espalda a la puerta del baño, pero sabía que él había notado mi presencia.

-¿Que tal Grecia? -su voz inhundo el silencio de la habitación.

No respondí, no era capaz de hacerlo.

-¿Que tal estuvo la fiesta en Mykonos? -volvio a hablar.

Yo no era tan valiente o descarada como el, no podía responderle de forma descarada como lo hacía el cuando llegaba de sus encuentros con Alessia.

Se giró y me miró fijamente, tenía unas ojeras marcadas, y su hermosa sonrisa no estaba presente, sus ojos estaban oscuros, y por primera vez Daniel Ricciardo me miraba con desilusión, me sentí intimidada, y triste, lo había arruinado todo por un impulso.

-¿Que tal estuvo tu tiempo con Max Verstappen? -dijo y sus palabras se clavaron como dagas en mi.

El lo sabía todo.

Quería responder, pero no lograba formar una frase coherente.

-Mienteme Izzy -dijo ahogando un sollozo- Dime qué estabas con Maddy o Gigi, por favor Izzy -se arrodilló en frente mío- Miénteme, prometo no hacerte ningún reclamo, no lo puedo soportar más, necesito alguna respuesta de tu parte.

-Daniel -fue lo único que pude decir, tomé su rostro con mis manos, diablos como amaba a este hombre- No te voy a mentir, no soy capaz de hacerlo -agacho su mirada, me arrodille a su altura- Pero te juro que fue un impulso y no volverá a pasar -ahora mentía igual que el, no volvería a pasar siempre y cuando Alessia no apareciera en mi radar- Perdóname amor mío.

Bese sus labios, cuando baje del avión venía decidida a pedirle el divorcio a Daniel, pero verlo así realmente me carcomía el alma, Daniel siempre sería mi debilidad, y el verlo derrumbado y tan afectado, me hizo pensar que tal vez aún hay algo que salvar.

-Te extrañe Isabella Ricciardo -dijo y luego me abrazo, me abrazo como un niño abraza a su madre cuando se cae en el parque, me abrazo como si hubiesen pasado mil años desde la última vez que estuvimos juntos, tomo mis manos y las miro, beso donde estaban los anillos que el puso aquella tarde de agosto en esa hermosa capilla en frente de nuestros familiares y amigos, Daniel tenía miedo, tenía miedo de perderme.

Me sentí como la basura que era, este hombre me estaba pidiendo que le mintiera sobre mi paradero a pesar de que el sabía la verdad, supongo que está era nuestra nueva realidad, y la aborrecía, porque ahora nuestra relación se basaba en perdonar infidelidades.

-Aquí estoy amore mio -dije mirándolo a los ojos.

Cuando el reloj marco las 4am, decidimos ir a dormir, me acurruque a su lado y el dejo besos por todo mi cabello y hombro, luego me abrazo y quedó profundamente dormido, yo no pude pegar el ojo, lo había lastimado demasiado, y la culpa me carcomía, había hecho lo último que imaginé alguna vez, había engañado a mi esposo, había dormido con otro hombre y ese otro hombre era uno de los mejores amigos de mi esposo, me iría al infierno.

Esta última "discusión" si es que así se le podía llamar, había sido extraña, no gritamos, no nos culpamos el uno al otro, solamente un simple abrazo soluciono todo.

Realmente no intente dormir, mi cabeza era un nudo, tenía muchas cosas que pensar, y el estar al lado de Daniel, sentir su respiración, su calor, su olor; hacia que el desenredar el nudo fuera más complicado, estaba acostumbrada a discutir con Daniel, pero no de esta forma, estaba acostumbrada a sus gritos, a sus reacciones explosivas, y a mis maldiciones en italiano, pero esta vez no hubo nada de ello, salí de mi trance cuando el televisor se apagó, limpie las lágrimas que había caído por mis mejillas, me acerque más a mi esposo, e intente dormir un poco.

Solo había podido llegar a una conclusión y era que: a pesar de todo, y contra todo pronóstico siempre Daniel seria el indicado, y ni Max ni nadie podía hacerme cambiar de elección, porque Daniel Ricciardo a pesar de sus errores era el amor de mi vida.

Happiness is a Butterfly || Daniel Ricciardo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora