Happiness is a Butterfly || Daniel Ricciardo.

v e i n t e

"Porque soy una chica
verdaderamente resistente
puedo manejar mi mierda"
—I can do it with a broken heart; Taylor Swift.

—Gracias —fue lo primero que musite al sentarme en una de las sillas— Las flores están preciosas.

— ¿No te causaron problemas con Daniel?

— No estaba conmigo, de hecho, no estuvo en la celebración de mi cumpleaños.

— Vaya...

—Lo sé —mire la habitación de Max, hacia mucho que no venía por acá, la bandera de Holanda estaba colgada en una de las paredes, había un par de fotografías pegadas al lado de la bandera y por supuesto que estaba la fotografía de cuando se coronó campeón del mundo —Pero no le prestaré mucha atención, es mi cumpleaños.

—Exacto —se sentó a mi lado— Feliz cumpleaños —me abrazo y beso mi coronilla— ¿Te gustó la cadena?

—La traigo puesta —la saque de debajo de mi camisa— Que astuto de tu parte.

—Me caracterizó por pensar en los pequeños detalles —sonrió— ¿Ya desayunaste?

—Algo —una fotografía llamo mi atención, me acerque a la pared.

Quede completamente paralizada, al ver una fotografía mía en la pared de Max.

— ¿Soy yo? —pregunte.

—Eres tú —afirmo— Esa foto tuya siempre será mi foto favorita, tuve que sobornar a Charles para que me la diera.

Una sonrisa boba apareció en mi rostro, la fotografía era de hace un año exactamente, ese día había ido a la casa de Max en compañía de Daniel, y Charles estaba tomando fotografías con su cámara, estaba yo sentada en un sillón, tenía una balaca blanca y mi cabello atado en un moño, mis brazos estaban cruzados, miraba fijamente a la cámara y estaba sonriendo.

—Te ves tan feliz en esa foto —Max miro la foto— Que cuando la vi, no dude ni un segundo en ponerla ahí —lo mire, cuando se lo proponía Max era un romántico— Ven vamos a desayunar.

Fuimos al pequeño restaurante que había en motorhome de RedBull, nos sentamos en la mesa más alejada del lugar.

—¿Qué planes tienes para hoy? —pregunto bebiendo de su café.

—Mis padres organizaron una cena para la familia, Gigi, Maddy, Daniel, mis padres y yo —explique rápidamente — No tengo muchas ganas de ir, pero es tradición familiar.

—¿No saldrás de fiesta? —alzo sus cejas— Ayer Maddy estaba invitando a todo el Paddock a tu gran fiesta de cumpleaños.

Masculle una maldición en voz baja, Maddy siempre hacia las cosas extremas.

—Pues no estoy enterada de esa fiesta —suspire— Pero si Maddy los invito es porque va a estar gigante.

—También me invitó a mi —dijo después de unos segundos — Pero no creo que vaya, no quiero arruinar tu cumpleaños.

—Jamás lo arruinarías —entrelace nuestras manos sobre la mesa— ¿Sabes? a veces me arrepiento de algunas decisiones que he tomado, como ca...

—¿Cómo casarte con Daniel? —interrumpió.

—Sí —dije en voz baja— Pero supongo que en parte me lo merezco ¿no?, vi todas esas señales, todas aquellas infidelidades, noches en vela y aun cuando tenía la oportunidad de cancelar la boda, seguí adelante con los planes; así que en cierta parte mi infelicidad es mi culpa.

—Jamás te culpes de tu infelicidad —me miro con ese par de zafiros azules— Porque no lo eres, el único culpable es Daniel, que no sabe cuidar lo que tiene en casa, ni la mujer tan increíble que tiene a su lado, mierda Isabella —se rasco la nuca— Allá afuera hay una fila interminable de hombres que matarían tan solo porque tú los voltearas a mirar, Sargeant bota la baba por ti —sonrió— Claro que un par de veces he tenido que ponerle límite, porque anda loco por ti y eso me cabrea como no tienes ni idea —hizo una pausa— Y luego estoy yo —me miro triste— Que estoy dispuesto a esperarte toda la vida o a ser tu secreto eterno.