Scarlett
Desperté justamente en el suelo sobre el pasto del patio trasero del hospital. La luz del sol golpeó mi rostro como bofetada y mis ojos se cerraron con fuerza por ello. Miré a todas partes desconcertada por lo confundida de dónde me encontraba. No sabía que día era hoy, o qué hora era. Más o menos calculé que era el medio día y el sol estaba justo en medio de todo el enorme cielo azul con una que otra nube rodeando por ahí.
Me levanté enseguida sacudiendo mi ropa por el poco de pasto semiverde y la tierra que se me había pegado. Fui a paso lento dentro de la instalación del hospital mientras me sobaba mi cabeza que comenzaba a dolerme por alguna extraña razón.
¿Qué hicieron ellos durante mi ausencia?
—¡¿Qué carajos pasó?! —pregunté casi en un susurro, pero lo suficiente como para ser escuchada por mis amigos.
»¡Ah, hola Scarlett!. Éste… mmm… nosotros estuvimos entre esta semana. El doctor dijo que nos daría terapia y así fue.«
—¿Terapia? ¿Quién me esta hablando? No estoy entendiendo. ¿Tuvieron terapia ustedes? —fui hasta el comedor y me senté en una mesa vacía, donde nadie me escuchara que hablaba “sóla”.
»Soy Zafiro. Después de que Allen tuviera terapia, Richard dijo que era necesario tener a los demás por igual.«
—¿Y qué están haciendo los demás? ¿qué estas haciendo tú? —pregunté extrañada, ya que esta Lucy siempre metía sus narices dónde sea.
»Lucy y Allen están jugando ajedrez. Bonnie y Matthew están… quién sabe donde. Y en cuanto a mi: yo estoy de encargada cerca de tu mente. Sólo para saber que es lo qué haces.«
Escuchaba detenidamente las palabras de mi amiga para no perderme ningún detalle que me dijera, pues se me hacía raro que ella estuviera hablando conmigo y no Lucy. Ella era muy callada, por lo mismo de tener un humor de la mierda. No le tomé mucha importancia y seguí hablando con ella para tratar de averiguar que pasó durante éstos días.
—¿Por qué estaba yo en el suelo?
»Lucy quiso tomarse un respiro, ya que ella fue la última en tener terapia y se acostó en el pasto. Estábamos platicando entre nosotros y decidió que te dejaríamos salir.«
Un suspiro salió desde el fondo de mi pecho con mucho cansancio teniendo los ánimos por el suelo, pues el que hayan tomado mi cuerpo sin permiso, hizo que solamente recordara cuando estábamos peleando de que NO los dejaría salir. Me recosté en la mesa poniendo mis brazos cruzados y puse mi cara acunando mis mejillas ahí, viendo una película que habían puesto en la televisión los enfermeros en el comedor que eran Los Minions.
Quise llorar, en verdad que me sentía mal de que no tuviera control aún sobre ellos. No se que estaban haciendo, pero no tenían permitido estar todo el día sin dejarme salir. Sonaré egoísta, pero es que yo todavía no tenía la suficiente confianza plenamente en ellos. Tenía miedo que cualquier cosa que estuviera haciendo, lo echaran a perder. Bueno, hecho y hecho ya esta y no podía quejarme.
A lo mejor observé un enfermero que se acercaba a la mesa donde estaba yo, por lo que no le di importancia y me giré a ver a la televisión sin más que tener toda mi atención ahí. Pensé que caminaba a mi lugar sólo para tomar otro rumbo y hacer quién sabe qué. Sin embargo, se detuvo enfrente mío y me enderecé para ver lo que tenía en manos.
—Disculpe señorita… ¿Usted es Scarlett Evans? —por fin habló y me preguntó por mi nombre.
Vi que traía una caja envuelta en un muy bonito papel de colores, tenía un moño arriba y dos cartas encima de color roja y otra azul. Asentí con la cabeza un tanto atontada y me puso la pequeña caja entre la mesa acercándola hacía mí.
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SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]
Novela JuvenilEl trastorno disociativo se caracteriza por presentar una o más identidades en la mente de una persona al llevar un trauma psicológico sumamente afectado durante su infancia, o parte de su adolescencia. Por lo que lleva como consecuencia tener una i...