CAPÍTULO 26

7 2 0
                                    

Scarlett

—Qué día más cansado. —me dije a mí misma en silencio.

Tallé mis ojos del sueño que tenía por a verme levantado temprano e irme a trabajo. Caminé hasta llegar a mi casillero donde tenía mi mochila guardada y la saqué echando unas cuantas cosas dentro.

Miré mi reflejo en el pequeño espejo que tenía pegado, mi cabello ahora corto, me estorbaba un poco en mi vista por no peinarlo como de costumbre. Lo acomodé de un modo que fuera una coleta pequeña, cerré mi casillero con seguro y colgué mi mochila en mi hombro para irme a casa a descansar.

—¡Scarlett! —gritaron desde lo lejos.

—¡Ah, hola, Chris! ¿Qué pasa? —Sonreí al tener mi compañero de frente.

—Se te callo tus llaves. —Me las entrego en las manos y al ver lo qué eran, me reí avergonzada. Eran las llaves del trabajo que abría cualquier puerta del lugar.

—Gracias, gracias. No me había dado cuenta.

—¡Oye, te ves muy bien con tu cabello corto!—halagó, miró mi cabeza y me revolvió mi pelo con diversión.

—¡¡No, espera!! ¡¿Sabes lo difícil que fue peinarme?! —chillé ante su acción infantil.

—Mmmm… nop. —Y volvió a despeinar más mi cabello. —. Ya me voy. Adiós, nos vemos mañana.

—¡Hasta mañana! —nos despedimos chocando nuestras manos y nos fuimos por diferentes pasillos del restaurante.

Me iba a despedir de mi jefe también, pero por desgracia él se encontraba ocupado hablando por teléfono, solamente le hice señas de que ya me iba y que nos veríamos mañana. Nos despedimos con la mano en el aire y de ahí, salí del lugar.

Caminé tranquilamente a una tienda pequeña para comprar algo de comer. No se me antojaba algo por parte de mi trabajo, estaba muy cansada y quería comer algo rápido para irme después a dormir.

Compré un envase pequeño de comida china junto con ensalada.

Ya me encontraba llegando al edificio donde vivíamos. Dí un suspiro aliviada de estar a tan pocos pasos de entrar y llegar al elevador. Entré y presione el botón número 5 del edificio.

Me tallé nuevamente mis ojos mientras bajaba mi mirada al suelo esperando a que cerraran ambas puertas, pero una gran mano de un hombre la detuvo justo a tiempo.

—¡Espera, espera! —gritó el chico mientras entraba al elevador junto conmigo y me sonreía al verme.

—Hola, Frank. ¿Cómo estás? —pregunté agarrando con fuerza la correa de mi mochila.

—Bien, bien. Fui a traer algo para hacer la comida, vendrá mi hermana y le haré de cenar. —mostró una bolsa llena de alimentos para preparar. —. ¿Y tú? Se ve que te peleaste con la almohada. Y por lo que veo, ella ganó.

—Ja, ja, que gracioso.

Diré la verdad, sí me dio risa.

—No, me levanté temprano para ir a trabajar. Comeré algo y me iré a dormir. —comenté con cansancio.

Frank me miró y se acercó a mí para hacer que mi cabeza chocara con su hombro.

Vaya cómodo que se sentía.

Las ganas de quedarme ahí eran enormes, quería un pequeño momento en donde mis pies no hicieran el más minimo movimiento para quedarme parada. Mi apetito era más grande que mi cansancio, por eso mismo debía comer antes de dormir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora